domingo

Cuando la precariedad pasa de excepción a norma o conclusiones tras una experiencia personal en Italia

Cuando decidí comenzar este blog personal, hubo dos especies de dogma autoimpuestos: el primero era el de no poner en tela de juicio ninguno de los textos con los que explotaría metafóricamente en cada post y el segundo, escribir sólo entre semana, de lunes a viernes y nunca en fin de semana, dosificando ese placer que es para mí escribir, aunque no sepa muy bien por qué. Incumplí mi propia norma hace poco en un post escrito en sábado y hoy lo vuelvo a hacer.

El párrafo anterior a pesar de las apariencias, no es para nada obsoleto al tema que hoy me ocupa y es que en un 90% de los casos, las entradas de este blog venían escritas durante el horario laboral, como válvula de escape, buscaba la manera de acabar mis tareas de manera productiva para poder tener ese tiempo de escribir un poco, tiempo proporcional al que el resto de mis compañeros invertían en salir a fumar.

Lo importante de todo esto y recapitulando sobre porqué he decidido transgredir ahora mi propia ley, es que ahora trabajo desde casa y solo voy a la oficina para presentar proyectos y filmar vídeos que después edito en casa. Por ello, la concepción de día laboral o fin de semana ha desaparecido un poco de mi mente en mi caso. No me puedo quejar, a pesar de que apenas me da para sobrevivir, ni me quejo. Pero es obvio que siempre estoy atento a nuevas ofertas de trabajo.

La semana pasada me llegó la respuesta a una oferta a la que me inscribí hace un tiempo y concertamos una entrevista de trabajo. La empresa en sí era muy extraña, ya que en su página no quedaba muy claro que hacían, hablaban de clientes, marketing y estudios de mercado, pero por otro lado de otras cosas que no eran más que palabras de relleno. La entrevista era en Florencia, ciudad a la que tenía que ir de todas formas esa semana por lo que acepté a pesar de mis sospechas iniciales, sede que no estaba publicitada en ningún lugar de su web o redes sociales, algo que ya hace dudar aun más de su legitimidad: una agencia que se dedica a marketing online y offline y no sabe publicitarse a sí misma, ¿cómo pretende llegar a un cliente potencial?.

Llegó el día de la entrevista y la oficina no podía ser más cutre, no tenían ningún tipo de equipamiento informático, el supuesto manager que entrevistaba era un chavalillo de mi edad con traje y habían concertado a 30 personas a la misma hora, las 17.30, por lo que seriedad cero.

Una vez me llaman para ser entrevistado, a mí y a otro tipo de Roma (entrevistaban por parejas), el "manager" nos contó que era una empresa canadiense con más de 500 sedes en Reino Unido, España y Portugal y que ahora llegaba a Italia, donde preveían muchos clientes y más frases fruto más de una labia inconclusa que de reales hechos constatables. El caso es que te vendía la idea de que en 6 meses llegabas a lo más alto pero, claro, tenías que empezar por abajo; he aquí el truco: en la captación de clientes puerta a puerta y por las calles. Además no te hablaban de dinero a cambio de tu trabajo, sólo si estabas entre los 12 escogidos (de los 30 iniciales) te hacían una segunda entrevista para profundizar.

Las conclusiones eran claras: nunca pasarás de la primera fase, te pondrán una cuota mínima de nuevos clientes para ascender y te aburrirás/arruinarás (seguramente pagaban por comisión) antes de llegar a ella. ¿Qué gana la empresa? los pocos clientes que les hayas conseguido tú y el resto de pobres diablos que tengan la ilusión de llegar alto con la empresa. Una estafa manifiesta. Por cierto, la empresa en cuestión es ésta.

Esta experiencia me llevó a pensar que el mercado laboral, sobre todo en los jóvenes pero no sólo, está así de mal. En el 75% de las ofertas de trabajo (y quizás me quedo corto) hay algún truco o engaño, parece que sea la empresa la que te haga el favor al contratarte y no al contrario, como realmente debería ser. El modelo alemán de minijobs de 400 euros al mes se está imponiendo, pero además de manera errónea, pagando 400 y 500 euros al mes por trabajos fulljob (es decir de 40 horas a la semana o más) para gente altamente cualificada y sobradamente preparada, porque se desborda la demanda, hay tantos parados que alguno seguro aceptará siempre aunque el salario deje el calificativo miserable a la altura de sus tobillos.

Se pasa del becario (sin beca, al menos económica) al precario. Como alternativa, se promueve la absurda utopía de "cada persona es una empresa" y toda la literatura acerca de ser freelance y sus supuestas ventajas, que cualquiera que conozca a alguien en esa situación sabrá que es uno de los mayores engaños de nuestra época. Y aquí nos vemos, paralizados u obligados a inventarnos un puesto, a vendernos al mejor postor aunque ello suponga apenas poder pagar el alquiler de tu piso a cambio de un trabajo que debería ser valorado por encima de los 1000 euros al mes. En España no es distinto, ni mucho menos, tengo amigos que venían "pagados" con un abono de transportes al mes. Creo que no haga falta añadir más...

Me suelen preguntar acerca de las prospectivas de futuro , sobre como veo que evolucionará esto, si volveré algún día a España. Respondo que seguramente lo haga, pero si fuese en el corto plazo sería para mí una derrota porque no son esos los planes que tengo. Y es que, sinceramente, aunque creo que la pésima situación actual, con mucha demanda y oferta escasa y precaria, cambiará, no lo hará necesariamente de manera positiva (o no todo lo positivo que debiere). Creo que aumentará la cantidad de oferta y no así la calidad, es decir, más oferta pero igual de precaria.

 Lo anteriormente dicho aliñado con noticias como las que nos llegan desde Suiza, referente en democracia directa y participativa con referendos casi semanales, donde el pueblo ha decidido con un rotundo No sobre la cuestión de limitar el salario a los altos directivos, que sólo pudiera ser 12 veces superior al del trabajador base; son caldo de cultivo de un cóctel social explosivo.

A modo de conclusión, pienso que poco o nada cambiará nuestra precariedad laboral en el corto y medio plazo, no obstante, podemos encontrar algo muy positivo en todo esto, a la vez que primordial: nuestra manera de afrontarlo.

jueves

It's all about the concept

La vida está llena de contradicciones e incertidumbres, derivando así que la ausencia de las mismas provoquen los pequeños cambios que realmente importan y que nos hacen movernos, provocando la ruptura de la inercia estática que caracteriza nuestra economía (en sentido amplio y no monetario) de acción y reacción. Porque al fin y al cabo, y he aquí una nueva paradoja, la estabilidad que tanto buscamos no es más que el punto medio entre el éxito y el fracaso. Y es que es en el límite exterior de tu zona de confort (entorno conocido y en el que el status quo es perpetuo) donde las cosas que cuentan suceden de verdad. Teoría que ya mantienen de hace tiempo diversos expertos.

En una de esas contradicciones puede insertarse uno de los tipos de crisis creativa que más me golpean en el día a día: el paradójico hecho de verse paralizado, dejar lo que se está haciendo, dejar de crear, no por falta de recursos o ideas, sino por el exceso de las mismas. Por lo que no es un problema de imaginación o creatividad propiamente dicha, sino algo a nivel logístico, tan simple como complicado escapar de ello, obligándote a salir de tu propia inopia autogestionada y afrontar que no puedes pretender crear cosas nuevas sin cambiar el método utilizado para obtenerlas.

Así pues, cada una de las entradas que escribo sigue un proceso creativo distinto, no existe ninguna ecuación o fórmula que las rige. Ni siquiera una documentación o al menos, no una activa de los temas a tratar; pero tampoco pasiva, mas bien reactiva y, a su modo, proactiva. Por lo que es en mi mente, en la combinación de lo percibido, de lo más o menos memorizado y lo sinceramente comprendido donde viene una luz incandescente, una luz en bruto, que ilumina pero cuyos destellos aun no me permiten ver lo que le circunscribe. Es abstracto, lo más abstracto del mundo, más aún que el propio término abstracto pero, una vez codificado por nuestra mente, puede llegar a niveles de concreción nunca imaginados. Es la piedra angular de todo esto y probablemente la mayor diferencia entre mente humana y la del resto de los animales: Todo depende del concepto.

No estoy proponiendo nada nuevo, en absoluto, no es nada que la semiótica de la mano de Roland Barthes y sus colegas no haya ya estudiado. El concepto flor contiene todas las flores del universo y sus representaciones (mentales y físicas: dibujos, fotos...) e incluso símbolos que aducen a ella como por ejemplo el símbolo de la ciudad de Florencia o flor de Lis. Por este motivo, alumbrar un concepto es la matriz de la que pueden desarrollarse las alas que te permitirán sobrevolar sobre tus objetivos. Al fin y al cabo, una idea no es más que una vertiente, o mejor dicho, un afluente del concepto que vehicula todo, le da sentido, pero que es inestable en su nacimiento por genérico o por abstracto. Saber llegar al concepto adecuado, llevarlo al zénit, hará que las ideas y las modulaciones de las mismas puedan llegar a ser infinitas. Por hacer un símil con la microbiología es como la célula madre, capaz de transformarse en cualquier otro tipo de célula (epitelial, nerviosa, ósea...). Tiene un gran poder y estabilidad cuando viene desarrollada correctamente, pero una fragilidad extraordinaria en caso contrario. Podemos decir que el concepto es muy poderoso, pero solo potencialmente, energía en potencia a la que sólo la fuente de ignición apropiada le hará estallar y transformar su energía en algo más efectivo y/o tangible.

A pesar de que a nivel denotativo el concepto es estable, a nivel connotativo y de mito (entendido según Barthes) es más bien dinámico. No hace demasiado leía un interesante artículo sobre como hemos cambiado (en un nosotros mayestático, como sociedad occidental) el concepto de matrimonio. Hace no muchos años, casarse era el modo natural de proceder, contando con un total consenso social. En la actualidad, se considera como un símbolo de estatus socioeconómico, un atributo añadido que hace ver que esa pareja necesita ciertos derechos o quiere hacer un costoso homenaje a lo bien que les van las cosas, pero ya no es una condición necesaria culturalmente hablando, es una inversión que no todos se pueden permitir, relegando el concepto matrimonio a una ceremonia demostrativa del compromiso entre dos personas y denostando el resto de conceptos, hasta hace muy poco, compartidos por todos.

Cotidianamente, los conceptos nos impregnan. También en la literatura o en el arte, la existencia de figuras literaria, poéticas y tropos dice mucho de esto. Se inmiscuye en el humor, un ejemplo es el Ultrashow de Miguel Noguera, donde la disonancia que desencadena la risa no está codificada sino en bruto. Son conceptos, en bruto o mínimamente orientados hacia una idea, contados con una retórica especial que los hace tremendamente poderosos para sus seguidores (me incluyo) ya que al ser conceptos no están cerrados y potencian varias desembocaduras en la imaginación que hacen el tipo de humor más valioso que he conocido nunca, muy por encima (al menos intelectualmente) del clásico humor de monologuista que funciona más por identificación de parte del público que por el poder de los propios conceptos.

Cabe decir que toda cara tiene su cruz. Los conceptos pueden por supuesto ser negativos, no por naturaleza sino por concepción. Así nacen los estereotipos que, no son necesariamente negativos y sin los que nos sería difícil relacionarnos, pero cuyo uso e interpretaciones pueden llevar a clichés ofensivos y discriminatorios. Mi campo, el de la publicidad, usa y abusa de estereotipos continuamente: los cuerpos atléticos de un anuncio deportivo, la barba hipster de los coches destinados a un público joven, la sonrisa de un joven africano en un anuncio que pretende integración, la madre protectora de la salud y alimentación de su familia...y así podríamos continuar ad infinitum. Son tremendamente útiles como recurso metonímico en publicidad, solo el contexto cultural y moral limitan (afortunadamente) su uso, en mi opinión, dicho uso es necesariamente exacerbado.

El problema viene cuando ese concepto viene mal descodificado por el receptor, quizás por el uso de canal o códigos erróneos por parte del emisor, o errores con el referente o contexto. Así pues un inmigrante ghanés en España sufrirá la categoría inmigrante por encima de la de cirujano, a pesar de que sea uno de los mejores cirujanos que existen; un caso similar sucedería con un abogado rom, por ejemplo.

El topless, la iconografía de cada uno de los estilos musicales, las interacciones sociales...todo se mantiene en denotaciones y connotaciones de lo considerado realidad, y es que todo depende de las ideas que transformamos, interpretamos y compartimos o no, que a su vez derivan de un concepto matriz. Todo depende del concepto.

miércoles

El feminismo que gusta a los hombres machistas

Acabar con la violencia de género contra las mujeres es cosa de hombres. Parece de perogrullo, una obviedad tan patente que roza la ridiculez de quien la dice, pero nada más lejos de la realidad. El otro día en un acto teatral por el día mundial de la eliminación de violencia contra la mujer pude observar lo mismo de siempre: los hombres éramos minoría en esta clase de actos. Evidenciando que afirmaciones como la anterior son necesarias todavía.

Nada mejor que el lenguaje para engañar o de estereotipos para mantener el estado de las cosas. Hace unos meses leí un artículo de opinión del Washintong Post cuya autora defendía que se vuelve a manifestar el feminismo que gusta a los hombres, es decir, el feminismo más radical y transgresivo como el de las Femen (odiado a veces incluso por las propias mujeres) o aquel que identifica el ser feminista con una especie de guerrera andrógina que sólo quiere llamar la atención. Que esta percepción se comparta por la mayor parte de la sociedad ya es un fracaso en el punto de partida.

Pero hablamos de violencia, de la abolición de la misma. La desigualdad puede causar creencias de superioridad o inferioridad de unas personas sobre otras pero no nos equivoquemos, la desigualdad es natural; no somos iguales, no es una igualdad lo necesario o lo que los defensores del feminismo pedimos, sino la equidad, esto es: igualdad legal, social, laboral, económica teniendo en cuenta los particulares propios del género de esa persona.

Cuando se piensa en maltrato se piensa en maridos y exnovios, en extracomunitarios, en alcoholismo, en machismo... pero nadie piensa en hijas, en madres o en amigas, en silencios cómplices, o en sistemas políticos que ya de inicio discriminan, es mejor no pensarlo, a muchos hombres les conviene que sólo se vea lo radical, lo visceral de todo esto. Hasta el punto de equiparar machismo y feminismo como extremos, pero sin buscar realmente el término medio, donde el mejor movimiento es no cambiar nada. Una opción, el feminismo, de una minoría poco representativa, equiparable a ser ecologista, una simple elección de unos pocos cuando es la lógica y natural elección, más en los tiempos que corren; meteorológicos incluídos.

En gran parte esta lacra social no se solucionará hasta que no lo tomemos en serio o al menos lo dimensionemos de verdad y no solo como un baile de cifras más. Sin pararnos en banalidades como el sexismo de la flexión de género en el lenguaje o el aspecto físico de quien protesta, no nos quedemos en la forma sino en el contenido real de la misma. Los hombres debemos tener la empatía suficiente para personalizar cada una de las injusticias socialmente aceptadas contra las mujeres en nuestras madres, hermanas y amigas más cercanas. Que nos duela, pero de verdad, que el maltrato no sea una noticia más en la tele, o una indignación políticamente correcta de café y cigarrillo hasta volver a hablar de la última aplicación para iPhone y olvidarlo todo. En definitiva, hace falta que los hombres nos tomemos la equidad social en serio, pero sobre todo, es necesario que hagan lo propio las mismas mujeres.

viernes

El ser humano del siglo XXI

Selectiva, totalmente selectiva. Esa es la palabra (o palabras) clave para entender nuestra mente. En todas sus partes: percepción, atención, memoria...todo es selectivo. Pero dicha selectividad no es sinónimo de aleatoriedad, ni mucho menos, la mente calcula incluso lo que parece arbitrario. Por este motivo, un dolor de muelas que nos asustó hace dos meses, puede ser que no lo tengamos presente hoy. En parte no queremos recordarlo, por ello nuestra mente lo inhibirá la mayor parte del tiempo. Otro ejemplo es la reacción de mi cuerpo desconectándose en el momento en que una aguja atraviesa mi piel, esta reacción de "hacerse el muerto", como otras que se dan, no es más que una fobia, un reflejo instintivo de supervivencia; un vestigio animal. Pero que, controversialmente sólo contiene una mente desarrollada como la humana. Con el desarrollo de nuestra inteligencia, también se intensificaron los efectos de nuestros vestigios animales.

Pero hablemos de personas, como humanidad, y de su facilidad para reprimir, omitir y suprimir información y sentimientos según convenga, quiero creer que por acción y consecuencia de su mente por lo descrito en el párrafo anterior. Pues bien, esta semana tras la tragedia humanitaria de Lampedusa, parece ser la semana de plantearse una ley de inmigración menos severa, e incluso el presidente Letta, dijo en el funeral de estado que esos inmigrantes "a partir de hoy son ciudadanos italianos", imagino que se refería a los muertos, porque los supervivientes (de este y de miles de barcazas más) se encuentran hacinados en recintos que poco tienen que envidiar a los campos de concentración nazi.

Una vez más, olvidamos la verdadera pregunta ¿por qué?, ¿qué lleva a alguien a abandonar su país, su familia, al fin y al cabo, su vida para arriesgarla en el mar y, en el caso de sobrevivir, ser tratado como un delincuente toda la vida? La gran mayoría eran eritreos, país que lleva en guerra más de 30 años contra los etíopes. Guerras entre dos países africanos, sí, pero provocadas por europeos. Fueron los mismos italianos, junto con Putin, los que establecieron los acuerdos económicos por el crudo. Por recursos, África sería el continente más rico, el que más materias primas posee, y lo es, pero en manos extranjeras.

Continuando con mi tesis sobre nuestra capacidad de olvidar, de indignarnos sólo de puertas para fuera, de cara a la galería mientras el asunto está candente en los medios de comunicación. ¿Es que nadie recuerda la tragedia de Bangladesh del Rana Plaza? Donde murieron centenares de personas por el derrumbe de un edificio donde explotaban a trabajadores en la confección de ropa. Con marcas como Primark, Benneton o Zara implicadas. ¿Nadie recuerda la indignación y el boicot que se les iba a hacer? Pues bien, a día de hoy, ninguna de las implicadas ha pensado ni en resarcir a las familias de las víctimas ni en mejorar las condiciones de trabajo y humanitarias en que obligan a sobrevivir a sus esclavos. Esto también se nos parece haber olvidado con una facilidad pasmosa.

La corrupción española es un lastre tremendo, corrupción desde la monarquía hasta la misma presidencia del gobierno. Pero que no se nos tapen los ojos ante la permisividad de Eurovegas y las indemnizaciones multimillonarias, frente a la población que casi en un 40% vive de la pensión de sus mayores. En el mundo actual hay más guerra que paz, más injusticia que justicia; no hemos avanzado nada. No pretendo hacer el moralista, sino el humanista, pienso que sea de sentido común. Estamos librando una guerra contínua contra nuestro propio ecosistema, ganándole batallas de una guerra que sabemos que vamos a perder, pero nada más ignorante que la ambición humana.

Olvidamos todo con facilidad, la inmediatez de nuestros (con un "nosotros" mayestático, ya que yo no tengo) smartphones parece estar instaurada en nuestro cerebro, no soy fan de condenar a los medios sino el uso que se hace de ellos. Al igual que hace 20 años con la "caja tonta" creo que tanta gente de mi generación vive obsesionada y anestesiada ante la realidad, sumergida entre aplicaciones, redes sociales, memes... Siempre pensé que si viniera a la tierra un extraterrestre, lo que más le sorprendería es que tenemos en nuestros bolsillos acceso a todo el saber humano desde que el mundo es mundo, pero preferimos entretenernos fotografiando nuestra cena y publicándola, para hacerla ver a gente a la que no le interesa lo más mínimo. Pero supongo que esto también es culpa de la mente humana y si, como he dicho anteriormente me defino humanista no puedo rehusarlo con la máxima vehemencia, o al menos, no con toda la que cuerpo y alma me piden de hacerlo.

miércoles

Sueños retóricos de una noche de octubre

No necesariamente siempre se va adelante cuando se avanza, ni siquiera si la dirección es justa, no es sinónimo de haber crecido, saber o detener en sí el concepto de haber aprendido lo que se sabe que años atrás querría tener aprendido. Una virtud nueva, algo que te eleve sobre los chavales nuevos, una experiencia que sea un grado, un grado que sea tangible, una prueba de que crecer no ha sido en vano y de que se puede hacer la diferencia.

Un constante demostrar cuanto se es independiente, cuando no hay mayor dependencia que sentirse en la obligación moral de demostrar lo contrario. El agravio de ver que nada cambia, si nada cambias. El sollozo mudo que ensordece tus sentidos y confunde tu mente que, jalonada entre fantasías, cree saber más de lo que la propia mente cree que sabe. El sentido de ser eterno en lo perecedero, la necesidad humana de ser recordado o reconocido, dar un apellido adecuado a un gran nombre como vida. Dar un sentido al dolor, al dolor que produce el paso del tiempo. Entender el significado en un Tic para desaprenderlo en un Tac.

Después vienen tiritas y corazas, megalomanías recurrentes, que no son más que parte de lo mismo. Lo orgánico, el equipo y cada uno de sus individuos. La cercada visión del detalle pero en un contexto global, holístico. Tampoco es imprescindible entender el porqué o el cómo, ni sentirse en el derecho de tener una opinión sobre cada cosa. Cada persona es ella misma y sus circunstancias, con la cotidiana pseudo obligación a amar las cosas y usar a las personas. La historia es ignorante, pero también arrogante. Nuestra mente y recuerdo selectivo, y el corazón silencioso.

El tedio se transforma en hastío cuando la primavera pasa, porque muchas veces nada avanza precisamente por el hecho de hacerlo en círculos. Echar la vista atrás es un sinsentido, una droga que nos acecha. Queremos demostrar cosas que no entendemos, aprehender la inmensidad del infinito en cifras enteras, vivir arrogantes con humildad en la coraza. Dar pasos en el vacío pensando en avanzar al son del compás que marca el tiempo. Tiempo arbitrario y caprichoso que nos hace caer en tópicos huecos pero de piel maciza. Para al final, descubrir asperezas en una realidad que se suponía sedosa o, al menos, eso quisimos haber aprendido.

lunes

Sin beca no hay paraíso

No podía ser más oportuno el tema, a pesar de que llevo días queriendo plasmarlo en mi blog, por experiencia personal y por ese derecho tan absurdo como inexorable al simple pataleo. Hoy el mismo Arturo Pérez-Reverte publica en su web "El calvario de ser becario". Pues bien, yo os quiero hablar de la tortura de ni siquiera poder pasar por dicho calvario.

Hoy precisamente, se han conocido los presupuestos para el próximo año, estampando en nuestras caras atónitas una gran ración de realidad, mayor austeridad en lo que ya está mal: educación, sanidad y servicios sociales. Quizás nos digan que estamos dejando atrás la recesión en lo económico, mientras en lo social se hace todo lo contrario, no se deja nada atrás. Estamos en regresión.

En este contexto, no parece nada fácil acceder a cualquier beca o ayuda del estado (y doy fe de que no lo es) por lo que muchas personas no podrán estudiar o en el caso de los titulados, tener una experiencia laboral. Y es que hace unas semanas he recibido la notificación de parte de la Fundación Universidad-Empresa de la Región de Murcia (como ya recibí en su momento de Ingalicia o Universidad-Empresa de Valencia, entre otras) de la negativa a acogerme a su programa Leonardo Da Vinci, a pesar de tener ya un acuerdo con una empresa de la zona e incluso el alojamiento encontrado e incluso ahorrarles el billete de avión de ida.

Lo peor de esto son las supuestas razones, la curiosa espiral en que me encuentro. Al haber trabajado casi dos años ya en agencia de publicidad, me dicen que tengo demasiada experiencia para ser becario; que es becario aquel que no ha tenido experiencia en su campo. Esto me parecería del todo lógico si fuera en línea con el pensamiento de los empresarios, es decir, si para ellos fuera una opción el contrato y no sólo decirme que sí cuando les salgo gratis.

Así pues, una nueva pescadilla que se muerde la cola. Demasiada experiencia para ser becario y demasiada poca para ser contratado, pero de mientras tengo que seguir viviendo y no creo que esos mismos "emprendedores" que te pretenden explotar hayan llegado donde están trabajando gratis precisamente. Me recuerda, manteniendo las obvias distancias, a la ley de extranjería española. Sin papeles no es posible tener contrato de trabajo, pero a su vez no te pueden dar los papeles sin tener trabajo. Un juego burocrático cruel, y lo peor, legal.

Pero no crean que España es culpable de esto en exclusiva, de hecho la beca Leonardo viene financiada por la Unión Europea. Sí, aquellos que nos van a "salvar" de la crisis. Una crónica de algo que me ha sucedido a mí, pero también a otros muchos. Porque ser becario puede ser un calvario y cobrar más de 500 euros al mes una quimera convertida al improviso en objetivo inalcanzable. Pero una cosa queda clara para una de las generaciones, como la nuestra, más preparada (y menospreciada a partes iguales) de las que han debido emigrar fuera de España: sin beca no hay paraíso. Ni tan siquiera el calvario del que habla Reverte. Nos vemos, pues, obligados a vagar eternamente en el limbo.

sábado

Las olimpiadas del hambre

Vender la piel del oso antes de haberlo cazado, nada más castizo para explicar (no justificar) el enésimo tropezón con la enésima piedra. Sacar pecho y querer dar lecciones de como debieran o debiesen hacerse las cosas es una afición que mantiene como asiduos ingentes cantidades de nuestros políticos y diplomáticos; aquellos a los que se le llena la boca con la marca España y hablan de Europa como de estar en casa (recuérdense las declaraciones de González-Pons a este respecto)

Un país que ambiciona lo que no puede tener usando medios que no tiene y que, fracaso tras fracaso, tira balones fuera, dejando entrever la burda sombra de sospecha de tintes conspiranoicos. Así pues, no era suficiente con gastar millones de euros en salvar bancos, ni con dejar a estudiantes sin ayudas, de recortar la ley de la dependencia o vender nuestro país en pos de Las Vegas de Europa; era además necesario gastar millones de euros en promover una tercera candidatura para unos juegos olímpicos en Madrid. Los medios que no se tienen o mejor dicho, aquellos usados mediante un criterio de prioridades que se alejan bien poco a las de gobiernos como el de Corea del Norte, para querer obtener esos Juegos Olímpicos, que no puede tener por razones obvias, que hemos comprendido con bochorno internacional incluido.

Que no se supiera responder a cuestiones capitales como el dopaje, es de delito para un Comité Olímpico que lleva casi una década esperando este momento; que somos el peor país de Europa en hablar inglés es algo que sabíamos, pero que además nos jactemos de ello es de vergüenza nacional. Cuando leía titulares hablando de complot y de "¿por qué?" nos han denegado (ahora sí, "nos") la candidatura, me resulta una broma de mal gusto, sería más fácil e interesante un artículo enumerando las razones por las que no deberíamos ni siquiera de habernos presentado o que defendiera por qué deberían confiar en un país de pandereta como el nuestro.

Así pues, entre discursos ridículos, corruptelas diarias y cortinas de humo varias (que si Gibraltar, que si Cataluña) nos encontramos con un resultado nefasto que nadie ha querido comentar. No, no es sobre la prima de riesgo, ni del FMI. El informe es de UNICEF. En España la malnutrición infantil, y hago énfasis: infantil, ya supera el 27% o lo que es lo mismo, casi 2 millones y medio de menores de edad malnutridos.

Pero hemos bajado el paro en 31 personas, a pesar de que la migración española de estos cinco últimos años ya sobrepasa, y con creces, a la de los años sesenta. La actitud parece ser esperar a que pase este mal periodo, a que se "vaya saliendo" de la crisis, curiosa construcción hirientemente pasiva. Se podrán hacer discursos del tipo "salimos de la crisis" o "hemos pagado la deuda" algún día; pero todos los derechos sociales perdidos y en este caso, la malnutrición infantil actual, que comienza a ser un problema preocupante; seguirán patentes o al menos, habrán dejado secuelas más que patentes. La historia es cíclica dicen los expertos, y el hombre la ignora, no se aprende nunca de los errores pasados. Debe ser verdad, volvemos a una situación de postguerra, pero de una batalla que aun sin querer librar, hemos perdido desde el inicio. Pero no se preocupen, siempre nos quedará Berlín...

miércoles

¿Por qué la fusión y nacimiento de Publicis Omnicom nos debería importar? Reflexiones de un joven publicitario

"Se trata de una unión de iguales", no podían ser otras las palabras para definirlo. A menos que se quisiera provocar una polémica mediática, desde luego, nada recomendable. Dos gigantes de la publicidad, no tanto en términos creativos como en cifras y cotizaciones. No es una decisión de Mad men (parafraseando la famosa y fabulosa serie de televisión) sino de Math men, puro negocio y estadística. Un intento más de hacer valedero aquello de que la unión hace el poder. Probablemente, especialmente si pertenecéis al mundo (y submundos) de la comunicación, conozcáis la noticia a la que me refiero: la francesa Publicis y la norteamericana Omnicom han anunciado su fusión. Una fusión transoceánica que desbancaría a la británica WPP como el mayor conglomerado publicitario. No obstante, tras la aparente inocencia de simplemente querer facturar más, yace oculta la alargada sombra de un cambio en el mundo publicitario, como reacción inmediata o anticipada (según como se mire) al inminente cambio cultural que estamos viviendo. Algo que afectará a publicitarios (como yo) y a no publicitarios.

Para comenzar, expliquemos mejor el hecho. Maurice Lèvy, 71 años y sin sucesor a la cabeza de Publicis Group y John Wren, 58 y CEO de Omnicom han realizado un acuerdo de fusión. Para no generar controversias respecto a quien ha fagocitado a quien, ambas mantendran sus sedes y la presidencia del naciente imperio publicitario será por turnos de dos años y medio. Tras los cinco primeros años iniciales, Lèvy se retiraría del mando operativo (siendo algo así como un presidente de honor) y tomaría dicho mando Wren.

Entre todo el debate de los costes o ahorros de dicha fusión, de los puestos de trabajo que se crearían o dejarían de crear; muchos medios han parecido olvidar una gran variable del proceso, que es en realidad su sustento y razón de ser: los clientes. Aunque presumiblemente mantendrán sus cuentas en las respectivas agencias de cada uno de los componentes de la fusión, anunciantes rivales como Coca-cola y PepsiCo, con cuentas en Publicis y Omnicom, respectivamente, podrían mostrar ciertas reticiencias al ser al fin y al cabo tratados por distintos brazos correspondientes al mismo cuerpo, o mejor dicho a la misma cabeza. Un riesgo que deberán asumir y que en la mayor parte de los casos será limado sin pasar a mayores pérdidas.

Por otro lado, está el peligro de generar una situación de monopolio. Es algo cíclico como la historia publicitaria misma, a una etapa de expansión, diversificación y especialización, le sigue siempre otra de aglutinamiento y concentración en grandes holdings. Toda agencia crediticia que se precie (en términos puramente de retorno de la inversión), pertenece, directa o indirectamente, a uno de los hasta hace poco seis grandes holdings: WPP, Interpublic, Omnicom, Publicis, Havas y Dentsu Aegis. La tendencia continua así concentrándolos en cinco manos.

La cuestión de fondo, y lo verdaderamente importante, no es sólo competir con el resto de holdings o conseguir el sueño de tener una compañía de ultramar; nada más lejos de la realidad. El verdadero rival a batir, la competencia real y para muchos desleal, eran los hasta hace poco considerados simples medios digitales: Google, Facebook y compañía. Así como pasara hace unas décadas con el nacimiento de las Centrales de Medios, desprendiéndose de las agencias (aunque actualmente sean compañeras de un mismo holding) y especializándose para competir con agencias con departamente de compra de medios interno, los grandes de la comunicación en internet y en las redes sociales han dejado ya de ser un medio o espacio de comunicación, transformándose en vendedores de dicho espacio e incluso creando las propias comunicaciones en gran parte de los casos.

En este contexto, la agencia de publicidad se transforma en un intermediario en ocasiones innecesario. En mi experiencia profesional en agencia, he vivido sesiones de brainstorming para buscar una manera de vender un presupuesto de creatividad online, es decir, por qué un cliente debería pagarme como agencia por hacerle un banner, un perfil corporativo de Facebook y otro de Twitter, cuando hoy en día, todos sabemos hacerlo y los mismos desarrolladores te ofrecen ayuda para facilitarlo y contabilizar las visitas e interacciones. Solo nos quedaría la estrategia o el hecho de monitorar y ser expertos en comunicación, de tener un equipo de gráficos y copywriters profesionales para atender dichas redes. Pero nada más. Muchos clientes ven innecesario el gasto y deciden transformar un dircom en improvisado community manager y así ahorrar en comunicación digital. Obviamente no hablo de grandes clientes.

Que se valore el papel del profesional de la comunicación será importante en esta nueva lucha por la supervivencia de la creatividad publicitaria y persistencia de la agencia de publicidad 360º tradicional. Porque no es cierta la agorera teoría que acecha desde los 90 anunciando el fin del spot como medio publicitario, pero los números están ahí. Sólo en 5 años, de 2006 a 2011, según datos de Zenith Optimedia (que para más información, pertenece a Publicis), la inversión en publicidad online ha crecido de unos 30 billones de dólares hasta casi 80 billones, o lo que es lo mismo, representando en la tarta de la inversión total publicitaria de un 7% a un 16%, más del doble; llegando según previsiones de dicho estudio a representar un 24% de la inversión mundial publicitaria, nada más y nada menos, en 2015.

Una vez con toda la información encima de la mesa, el miedo es lógico pero no justificable si no va seguido de una reacción. La publicidad se caracteriza por reflejar la sociedad en que vive y viceversa. Es algo fundamental en nuestra humanidad, como la necesidad de comunicarnos, una vez satisfechas las necesidades básicas intuidas por Maslow. Los creativos no somos los únicos afectados, en el terreno de la informática cada vez se ven más ninguneados. No obstante, ahora es cuando debemos unirnos (metafóricamente) para ganar el terreno en el mundo publicitario que merecemos, utilizar esa creatividad y originalidad que se nos presupone, aunque siendo un reto de futuro, el briefing en este caso es demasiado difícil de interpretar,o al menos, de una forma ecuánime e inequivoca.

martes

Sin ánimo de hacer spam. ¿Por qué hace Wwoofing? y, ¿por qué no?

Tres últimos días de trabajo, de trabajo voluntario; unas vacaciones diferentes e inolvidables que recomiendo a todo el mundo probar. Probablemente hoy, día de descanso porque hemos trabajado durante el fin de semana construyendo un muro a seco, iremos a Bath, patrimonio de la humanidad de la Unesco. Es genial estar en Gales y disfrutar del verde paisaje, perfecto hacerlo con la persona a la que amas, perfeccionando el inglés y aprendiendo cosas nuevas cada día.

Se trata del programa WWOOFING. Es una forma de voluntariado en granjas (agrícolas y/o ganaderas) biológicas en todo el mundo. El acuerdo es el siguiente, trabajar de cuatro a seis horas diarias de lunes a viernes a cambio de alojamiento y pensión completa. Muy económico, solo debes pagar los vuelos y los viajes que hagas en el fin de semana.

Hace casi un mes que estoy aquí trabajando en el campo y ya quedan sólo seis días para volver a casa. Bueno, a mi casa de Italia (ya sabéis mi teoría de los esquejes) y me da cierta pena dejar de lado la tranquila vida de aquí. Trabajar en el campo cansa, da molestias sobre todo en manos y espalda, pero al final del día no es dolor ni cansancio lo que acumulo sino satisfacción. Es un esfuerzo que gratifica. Tanto que casi no eres consciente de que comienzas a hablar inglés cada vez más fluido con la gente que te hospeda.

Nosotros elegimos Reino Unido, pero el programa está en todo el mundo y no hay límites de tiempo, depende de lo que acuerdes con la familia que te reciba. De hecho, hay gente que se pasa incluso un año haciendo esto. Totalmente recomendable.

En especial si, como es mi caso, os encontráis inmersos en un parón laboral forzado por las circunstancias. Porque para mi el Wwoofing, más allá de ser una excusa para aprender y perfeccionar una lengua o conocer lugares y gente nueva, me ha servido para volver a sentirme útil. Estar en búsqueda de empleo llega a ser frustrante, la sencillez de un voluntariado de este tipo sirve para relajar dicha sensación, relajar trabajando. Una paradoja sólo aparente, porque os aseguro que cada día la siento más cierta. Probad la experiencia, sin ánimo de spam os lo digo. Lo prometo.

miércoles

Chinese democracy

En primer lugar, debo pedir disculpas a aquellos que habéis llegado a este post esperando una crítica relacionada con el último álbum de estudio publicado por Guns N' Roses, aunque si continuáis leyendo veréis que el título no es casual (como en la inmensa mayoría de las entradas de este blog). Como algunos de los que frecuentáis este espacio sabéis, me encuentro en Reino Unido donde estoy viviendo durante todo el mes de Julio. Este dato sería irrelevante si no fuese porque es la fuente de mi reflexión de hoy.

Así pues, hace un par de dias (antes del nacimiento del hijo de Guillermo y Kate) la noticia principal con la que abrían cada noticiario y provocaba titulares a carácteres cubitales era el anuncio del primer ministro británico, David Cameron, de luchar por censurar la pornografía de los hogares británicos para proteger a la infancia. Su intención es la de impedir el acceso a la pornografía desde cualquier ordenador del país, filtro que sólo podrá ser deshabilitado mediante petición expresa de la familia al órgano gobernativo competente.

Puede ser un gesto oportunista y populista para obtener un mayor consenso que está perdiendo entre los propios miembros de su partido de cara a las elecciones generales de 2015, es cierto, también hace unas semanas tanteó el terreno con la posibilidad de consultar a la población si salir o no de la Unión Europea. Esta hipótesis (más que loable) puede encontrarse entre las causas o premisas de dicho movimiento, como leí en un artículo de opinión del Sunday Telegraph, pero lo que realmente me interesa es la base, la raíz de esta decisión. En otras palabras, el porqué una decisión como ésta le daría fiabilidad al frente de la política británica, tras varios y notables fiascos como demostraron las revueltas estudiantiles de hace casi un año.

Dentro de lo banal en que puede derivar toda conversación en la que entre en juego pornografía o prostitución (con sus consiguientes risas nerviosas), de fondo observo en este tipo de anuncios uno de los peores tipos de cinismo que existen, y en particular, el que más odio: el buenismo. Hacer una ley políticamente correcta en un territorio tabú y hacerlo declarándose un salvador, en pos de la humanidad, en este caso de la infancia.

Me recuerda a las patéticas censuras de la MTV porque se viera un pezón a Janet Jackson en la final de su torneo deportivo más importante o el modo en el que marcas de lencería componen sus pósters con modelos cuyos pezones son literalmente eliminados digitalmente. Típico cinismo propio de dictaduras tradicionalistas, un querer aparentar ser una persona de moral intacta a través de una ridícula hipérbole, pero que analizado con profundidad deja a la luz su más que clarividente contrasentido.

Existen muchos más casos, por desgracia en Estados Unidos son todos unos expertos en este tipo de cinismo. Un gran ejemplo es Obama y toda la iconografía a su alrededor jalonada y coronada sin duda por el premio Nobel de la Paz más injustificable de la historia, sobre todo teniendo en cuenta que sus drones (o aviones de guerra no pilotados) bombardean a diario dejando ríos de sangre a su paso. En países en guerra o incluso en los que no ha estado declarada (como demuestran los bombardeos en el confín pakistaní). El culmen de este buenismo se vio reflejado en la justificación absurda del espionaje de la privacidad de los ciudadanos en aras de la seguridad nacional.

Pero no nos perdamos en Estados Unidos. En este caso la noticia ha sucedido en Gran Bretaña, pero no son los únicos territorios invadidos de moralismos estúpidos, buenismos y bienquedas. Cabe recordar a este punto, la oleada de repulsión y repudio público que originó el caso de Tiger Woods, impidiéndole incluso seguir trabajando o provocando la retirada de espónsor, simplemente porque le fue infiel a su esposa. Pues perdonen que les diga pero creo que ser infiel a tu pareja no es un delito, pero lo políticamente correcto era criticarlo. Un tsunami de buenismo que invadió cada espacio del planeta aliñado con arengas contínuas en los medios de comunicación.

Hay muchas razones por las que el anuncio de este tipo de medidas es una afrenta a la ciudadanía: por populista, por cínica; pero sobre todo por antidemocrática. No podemos olvidar lo espinoso que es poder controlar lo que puede o no puede ver cada ciudadano en internet. Esto amigos míos es censura, si quieren luchar contra la pornografía infantil ya existen leyes para ello, si quieren proteger a sus hijos de la pornografía existen filtros parentales; no hay razón para tamaña censura, más que el poder controlar todo el flujo de información (semi)libre que es internet. Lo intentaron con las descargas y ahora el porno es su nueva cruzada. Es por todo esto, la censura al acceso a la información en la red en pleno siglo XXI, entre otras cosas, por lo que el título de este post no puede ser más acertado.

viernes

Existencialismo urticante de una apacible tarde de verano

Debió ser alguien muy importante e influyente, o agraciado con el gran don de la palabra, la primera persona que comenzase a usar el símil (posteriormente popularizado) de echar raíces como establecer tu espacio vital en un lugar confortable, un hogar, un punto de inicio, donde realmente tu esencia se encuentra y se desarrolla a su debido tiempo. Tu espacio en el que el tiempo no es más que una variable absurda.

No es algo nuevo el uso de este tipo de metáforas, basta recordar como grandes autores como Manrique han preferido metaforizar la vida humana con un río en curso que inevitablemente va a desembocar al mar, que es el morir.

Volviendo a lo planteado en el primer párrafo, el concepto de echar raíces he de decir que no me identifico en absoluto con lo que representa esta línea de pensamiento. En mi opinión personal, es cada contexto e instante de tu vida y la forma de interpretarlo y afrontarlo, el plantearse unos objetivos y no otros y el cumplirlos...todo esto determinan el modo y grado en que tu esencia se desarrolla. Sin estar necesariamente en el mismo espacio vital, ni te reporte la misma sensación. El contexto cambia, pero la esencia es inmutable. A la vez que dinámica, como lo infinito.

No por mucho viajar a distintos lugares puedes comenzar a sentirte que perteneces a ellos en el sentido político literal; pero tampoco calificarte como alguien desarraigado por el mismo hecho. Probablemente, en cada una de las situaciones e interpretaciones de lo real de los distintos espacios, desarrollas ciertos límites y pones coto al desarrollo de tu ego, en el sentido más etimológico: tu yo personal y tu yo social. Es decir, soy siempre la misma persona, no es un discurso sobre la hipocresía, el aparentar o la falsedad del querer ser; no obstante, muestro diversas dimensiones de lo que soy, de lo que mi esencia representa en cada uno de mis gestos como reflejo de las correspondientes sinapsis cerebrales que los coordinan. Estas dimensiones que muestro, serán obviamente percibidas de diferente manera por distintas personas, con sus propios filtros o criterios, con las que cruce la mirada, charle, conviva o me enamore.

Es por ello que concluyo mi reflexión con un símil con el que me siento más identificado personalmente. En mi caso prefiero hablar de esquejes ,dependiendo del ambiente en que se inserten proliferan de diferente forma o ni tan siquiera lo hacen. Pero si lo hacen, mejor o peor, siempre mantienen la misma esencia, creciendo del mismo modo que si hubieran nacido en ese lugar, como expelidos por una semilla plantada. Así que basta de hablar de echar raíces o no hacerlo en distintos espacios, en mi caso, siguiendo con el símil botánico, prefiero ser un esqueje.

jueves

Todo ser humano es corruptible hasta que se demuestre lo contrario

¿Hasta cuándo vamos a ser capaz de aguantar esta farsa? ¿Este desatinado y desafortunado sainete que ni tan siquiera llega a entremés? El partido en el cargo del ejecutivo, el Partido Popular ha quedado retratado por su extesorero que ha demostrado documentalmente entre otras cosas malversaciones, sobresueldos, financiación ilegal del partido durante algo más de veinte años...en otras palabras que lo corrupto, marchito y podrido predomina en su entramado. Mientras tanto, ¿cuál es la reacción política? UPyD en su línea se desmarca por la abstención, ni condena ni absuelve. IU permanece en su estado perpetúo de crítica pero con nula notoriedad para la opinión pública y el líder de la oposición, del Partido Socialista se aferra en, ojo al dato, la amenaza a proceder de manera oficial con una serie de medidas cuyos trámites desembocan en cuestionar la ideonidad del gobierno, que siendo aprobada por una mayoría, provocaría que el gobierno se plantease dimitir. Todo ello, claro está, se llevaría a cambio en tiempos prolongados y con la retórica por delante, como siempre.

Visto lo ridículo del mundo político, ¿es que no vamos a hacer nada como ciudadanos? La pasividad y resignación con la que el ciudadano medio recibe golpes día tras día sin apenas defenderse es apabullante, pero sobre todo es preocupante el escenario de indulgencia que nos inunda o pasividad en el mejor de los casos, dantesco.

Si algo define a los españoles es su solidariedad (como demuestra la Plataforma Stop Desahucios entre otras iniciativas) y su dinamismo social (aunque Mariano Rajoy elogie a su "supuesta mayoría que no se manifiesta"). No obstante somos un pueblo demasiado indulgente, ridículamente comprensivos con quien no merece esta referencia. Algo que todos podemos llegar a entender en época de bonanza, aunque no justificar; pero que en momentos como este, escapan a todo tipo de juicio racional posible.

Solo así se explica que, en un contexto de abdicaciones monárquicas y tras la corrupción demostrada por varios de sus miembros, la institución de los Borbones siga ahí en pie. Los Saboya tuvieron que huir de Italia porque los ciudadanos los mataban a palos y en Francia ahorcaron a este estamento elitista y represor, de otro tiempo, literalmente medieval. Parece ser que, a pesar del cabreo que mostramos en cada conversación de bar, preferimos seguir con lo que tenemos, nos da un cierto confort. Si se va la monarquía, alguien deberá ocupar el puesto de presidente de la república. Alguien que seguramente chupa del bote. Por lo que concluimos en aplicar el refrán convertido máxima en este país (solo así se explican algunos resultados electorales): "Más vale malo conocido que bueno por conocer"

Es entonces cuando uno se da cuenta de que existe un principio que todo español reconoce en todo personaje que accede a una cierta parcela de poder. Una presunción cuya aceptación está en la base de la resignación con la que cada día nos vemos desalentados. Esta presunción es la de que "todo ser humano es corrupto (o mejor dicho corruptible) hasta que no se demuestre lo contrario" Un asunto del que cabría más de una reflexión por nuestra parte pero sobre todo, una reacción. Porque nuestro tanque de gasolina ya está llena, no nos faltan razones para arrancar, para explotar, simplemente falta la chispa que produzca el incendio, y en este caso, parece ser que la toma de contacto aun se encuentra en manos equivocadas, o lo que es peor, en nuestras propias manos pero nos negamos a nosotros mismos la posibilidad de cambiar las cosas.

martes

La gran responsabilidad que conlleva el cuarto poder o una oda al respeto hacia la profesión del periodista

Probablemente no hayan oído ni hablar remotamente en su entorno de las 5 uves dobles del periodismo, no sepan como contrastar una fuente y aquello de la deontología periodística les suena a medicación extraña, a tecnicismo, no va con ellos, demasiado snob. Y el señor Lasswell no les dice nada. Estoy hablando de una tendencia, creciente, en expansión desde hace años y que, a un enfermo terminal como la profesión del periodismo, provoca hemorragias contínuas; me refiero al denominado Citizen Journalism.

Cierto, existen ventajas innegables en cuanto a comunicación (a bajo coste), pero eso no es periodismo. La tecnología ha avanzado, te permite comunicar con una audencia masiva que absorberá pasivamente el mensaje, es como la vuelta al concepto de masa, o mejor que comunicar, esputar tu información, sin necesidad de demostrar ni contrastar nada, independientemente de lo sesgada que esté. Este es el verdadero peligro. Las redes sociales son geniales para estar al día de algo que sucede en un sitio en el que físicamente no puedes estar, pero de ahí a canonizar periodistas ciudadanos y decir que hoy en día cualquiera puede convertirse en periodista improvisado, me parece una falta de respeto profunda hacia una profesión, los que la ejercen consecuentemente, meritoria de nuestra admiración y cuya preparación va más allá de saber usar los filtros de Instagram, os lo aseguro.

Un Smartphone te proporciona comunicaciones inmediatas, fotos de una calidad aceptable; pero no inteligencia ni capacidades o aptitudes. Todos sabemos informar unilateralmente de algo, bastantes comunicar, pero, sinceramente, muy pocos son capaces de aplicar los filtros objetivos necesarios con la debida contrastación como para verdaderamente cumplir las funciones del periodismo: informar, formar y entretener, y hacerlo buscando la veracidad. Veracidad y no verdad, la verdad siempre es relativa en función del observador.

Imaginemos una aplicación para iPhone que permita tomar el pulso y auscultar con precisión. A pesar de ello, sería absolutamente ridículo e impensable hablar de citizen doctors sería como intentar obtener un diagnóstico médico buscando vía Google o Yahoo Respuestas. ¿Por qué, entonces, hemos dejado que suceda con el periodismo?

Este intrusismo sucede, en menor grado pero sucede, en mi profesión. Afortunadamente cada vez menos habitual, pero no es de extrañar ver el puesto de diseñador gráfico ocupado por el hijo del presidente porque sabe manejar Photoshop. Existe otro ejemplo que todos entenderéis, puedes tener una cámara réflex colgada en el cuello y sí, las fotos son fabulosas comparadas con las de una compacta; en automático la nitidez es fabulosa y los parámetros de luz y obstruración apabullantes, perfecta para tener en casa o en Facebook. Pero no, eso no te convierte en fotógrafo. Fotos perfectas, no profesionales. Ser fotógrafo es más que eso, es saber componer una foto, tener en cuenta el peso visual y la anisotropía, saber que objetivo usar, regular la ISO...como decía un profesor mío de fotografía: "Lo más aburrido para un fotógrafo es presionar el botón para hacer la foto, ya que todo el trabajo es anterior, es mental. Debe tener la foto perfectamente en su cabeza antes de pulsar el botoncito". No creo que haga falta añadir más.

La actualidad se cuela de lleno en este asunto, aunque indirectamente. Dada la situación de penuria económica y social (por no hablar del desdén político), la austeridad europea ha arrebatado al pueblo griego (al que debemos entre otras cosas la noción de la palabra democracia) su canal de televisión pública. Noticia que, a veces, pasa inadvertida pero cuya gravedad es incalculable. Manejar e interpretar la información para ser comunicada, es un poder, el cuarto poder. Y como todo gran poder, conlleva una gran responsabilidad.

lunes

La nueva "Doha" de ruta humana

Me encanta la revista Internazionale. No tenéis porque conocerla o haber oído hablar de ella. Es italiana. Una revista de prensa mundial, es decir, recoge noticias de todos los diarios del mundo y las subdivide en secciones que van desde lo geográfico (Asia y Pacífico, África, Centroamérica, Europa...) al mero criterio según contenido (actualidad, dossier, investigación, ciencia...). Permite leer artículos que independientemente sería difícil sino imposible, dado que veo complicado poder leer un periódico del Kirghistán sin conocer la lengua, por ejemplo. Un recurso semanal óptimo para informarse, una especie de Presseurop pero en ámbito mundial.

Si algo adoro de dicha publicación, es la manera en que da pie a sacar tus propias conclusiones. Tras un breve análisis y lectura de varios números, en Europa todo son corruptelas e indignación, algunos detenidos injustos pero pocas muertes. Sin embargo, en las noticias correspondientes a África y Medio Oriente los muertos se cuentan por millares, y países como Etiopía o Eritrea permiten la existencia de la esclavitud o la caza y matanza de "brujas".

Si esto no nos hace meditar, mal comenzamos. Hace unos números se hablaba en profundidad de Qatar (o Catar) y de sus inversiones mundiales. Del 100% de su población, solo el 10% es considerado ciudadano, y por tanto millonario, el resto son inmigrantes que sólo trabajan y no tiene derecho a casi nada (recordemos, en mitad de un desierto). Para obtener la ciudadanía debes haber residido y trabajado allí más de 45 años y no son pocos los que fueron engañados con un contrato que al llegar resultó ser falso y se ven encarcelados en una prisión de oro, oro negro en este caso. Pero miremos de puertas para fuera, porque es obvio que este país es autoritario,  ya que es un clan familiar quien gobierna. Pero internacionalmente, ¿qué papel está desempeñando?

Además de sus poderosas y conocidas inversiones en el mundo del fútbol de élite, me ha sorprendido descubrir que sostienen económicamente gobiernos como el de Túnez, esto debería de ser grave para la mayoría de países democráticos, aunque a nadie parezca importarle. Acaba de crearse un ejército, algo no prioritario dadas las bases de Estados Unidos en su territorio. De hecho, Estados Unidos no necesita intervenir en Siria porque ya lo está haciendo, a través de Doha, quien se lava las manos enviando emisarios de la vecina Arabia Saudí, país al que por otro lado España vende armas y munición por doquier, es nuestro cliente estrella.

En Doha nadie camina, prefieren moverse en cochazos. Regodearse en el lujo, efímero probablemente, del crudo y el gas natural. Apoyando a Irán cuando convenía y repudiándolo cuando choca con sus intereses (no olvidemos que Irán y Rusia apoyan al régimen siriano). Esto es Qatar. Tras algunas críticas, decidieron hacer un poco de marketing y a la mujer del emir (la segunda mujer, tiene tres) le vino regalada la Qatar Foundation que no se sabe muy bien qué hace, pero se presupone, sino solidaria, al menos con tintes filantrópicos.

Es una gran metáfora. Es lo más deleznable del carácter humano ante nuestros ojos. Ambición, egoísmo e ignorancia. El no mirar a ciudadanos que mueren de hambre por tus calles mientras saboreas tu Möet en el Jacuzzi. Y aún así, pocos se negarían a pasar la vida allí, una vida de jeque, a cuerpo de sultán. Esto es lo que más me entristece. Catar representa para mí la penumbra, la degradación total de lo conceptualmente humano como especie. La cara B del planeta con cuyo son bailaría a placer más de uno y de dos. El mundo seguirá girando y mañana será otra la capital de la opulencia, pero las sensaciones probablemente sean las mismas de hoy, que ya se repitieron muchas veces ayer. Por desgracia, la historia se repite, pero no enseña.

viernes

Los nuevos pobres

"No sirvo para estudiar. Eso es así, es un hecho. No sé si por pereza o incapacidad, lo que está claro es que mi relación con los libros es de amor-odio, pero sin el amor. No es el fin del mundo, no todos podemos ser titulados, médicos o arquitectos. Un ejemplo es la generación anterior: mi padre es pintor (de brocha gorda) mientras que mi tío, su hermano, es cardiólogo. Ambos felices y especialistas en lo suyo. Estudiar no te hace más inteligente ni capacitado, ni dejar de estudiar lo contrario. Así es como comenzó, a mis 16 años, me zambullía en el duro trabajo de la obra, aunque a final de mes me daba cuenta de que merecía la pena. Precisamente, pena era aquello que no existía, ¡llegué a cobrar más que mi madre! Mucho de lo que percibía no estaba estipulado, en negro sobre blanco, en ningún contrato ni documento contractual,  aunque no hacía falta. Era época de bonanza, al menos en el sector. En estos periodos nadie se pregunta de dónde salen los recursos, simplemente se elucubra a sus promotores como dioses mundanos. Poco a poco y gracias a duras horas de trabajo, sí, pero exponencialmente, mi poder adquisitivo comenzó a incrementarse. ¿Por qué conformarse con el coche antiguo de mi padre si puedo pagar uno nuevo y mejor?, el otro que se lo quede mi hermana pequeña. Es momento de labrarse un futuro, de estabilizarse, tener una casa y formar una familia. El trabajo no nos falta y parece que no nos faltará, ¡si cada año vienen más turistas! El término "nuevo rico" no me molesta especialmente, aunque sí el desprecio con el que algunos que se autoproclaman intelectuales lo exhalan a los cuatro vientos. Un "nuevo rico" es un niño estúpido que ha heredado una fortuna sin dar un palo al agua, yo me lo he trabajado y lo merezco. Merezco acumular esa riqueza, independientemente de lo rápido que suceda"

"La cosa comenzó a cambiar a mediados de este año, esto no depende de política ni de ecologismo, es otra cosa. Los sueldos se comienzan a estancar, cada vez hay menos trabajo y ya asciende a media docena el número de compañeros despedidos. No nos alarmemos, llevo muchos años en esto, en esta profesión; no pueden prescindir de un encofrador profesional así como así; de la noche a la mañana, sería absurdo, como una carta de suicidio de la empresa. En el caso de hacerlo no tendría problemas para levantar el interés de alguna otra. No he tenido tiempo, literalmente entre chapuzas a domicilio para pagar la hipoteca, de mirar qué empresas hay a mi alrededor que puedan estar interesadas en mí. O directamente, saber si alguna empresa del sector sigue en pie...el desempleo afecta a muchos, el exilio forzado es algo notable, sí, pero nadie es tan esclavo como yo. A muchos universitarios les han robado el futuro que les prometieron, a mí me han robado también el presente. Independientemente de la velocidad con la que todo ha sucedido, soy un "nuevo pobre" como muchos otros tantos"

Podría haber escogido cualquier otra profesión o historia personal para ilustrar mi reflexión de hoy. Ficticia, porque no me baso en nadie concreto; pero con la que muchos se podrían identificar. Creo que debería de ser un fenómeno social, igual de preocupante, sino más, que el de los llamados "niñatos con cochazos" de hace un lustro. El problema de los nuevos pobres, que no han vivido por encima de sus posibilidades y han actuado con la honestidad requerida y ahora sufren para subsistir. España es socialmente solidaria (para lo bueno y para lo malo), y gracias al apoyo de familiares y amigos el clima social no es tan tenso como podría; pero no podemos obviar la realidad. Los nuevos pobres existen y cada vez son más numerosos, directamente proporcional a las cifras del paro. No sé si será cierto eso de que el trabajo dignifica, pero sí estoy completamente seguro de que su ausencia indigna.

jueves

La paradoja más lógica

Es un famoso recurso estilístico, embellece el lenguaje semánticamente, sin duda, de los más admirados por mí cuando el autor sabe usarlo correctamente, junto con la ironía, la aliteración y el calambur: hablo de la paradoja. No obstante, ésta, nos acompaña si traspasamos las lindes de lo meramente lingüístico o literario, llegando a resultar paradójico la no existencia de paradojas, en cada una de las parcelas de lo real.

Podemos ir desde lo más microscópico hasta el infinito más ingente presente en el universo, micro y macro se comportan análogamente. Por supuesto, me refiero a la física. Si existe algo vastamente aceptado es la Teoría de la Relatividad de Einstein, y lo comprobamos en la cotidianidad de los días: así dos horas con la chica a la que amas pasarán como diez minutos y diez minutos en la cola del baño te parecerán dos horas. Aquí encuentro la primera paradoja, el hecho de que todo sea relativo, que no exista nada absoluto, sino que todo lo cuantificable o cualificable de lo real se obtenga a través de símiles atendiendo a los más variopintos criterios; precisamente, que todo sea relativo, es algo que se cumple tan exhaustivamente que se convierte en un dogma, algo absoluto, categórico. Paradójico cuando lo que se reafirma es la relatividad de las cosas.

Pero las personas no somos sólo materia, también energía. Entremos pues en el terreno de la química y las fuerzas de unión de las partículas elementales. Algo que siempre ha traído de cabeza a tantos investigadores y cuya incertidumbre constituye un principio del estudio científico: Descubrir algo te abre las puertas a conocerlo, pero sobre todo, te hace plantearte más cosas de las que te cuestionabas antes, es decir, conforme más sabes más eres consciente de tu ignorancia (hablando de paradojas) al comprender la desmesurada amplitud de lo que nos rodea conceptualmente y a todos los niveles. Lo curioso de todo esto, es que conforme nos acercamos al núcleo de lo que nos rodea, a la materia en su esencia más absoluta, comprobamos que su gran mayoría está formada de vacío. Muchos son los nombres que se han dado: antimateria, materia oscura... pero responden a lo mismo "no materia" imprescindible para que la materia sea formada. Paradoja magistral que se cumple también en los confines de nuestro universo, en ese universo paralelo que constituyen los agujeros negros.

Dejando lo aséptico de cuanto nos rodea a un lado y volviendo a lo antropológico, existe un campo, cuasi exclusivamente humano, en el que las paradojas son el pan de cada día: hablo de la psicología. Si algo sorprende, especialmente en psicología cognitiva, o sea, la percepción que tenemos del mundo es el terreno de la atención. Nuestra atención es selectiva, digo aquí una obviedad, lógicamente no podemos percibir todos y cada uno de los estímulos que invaden nuestros sentidos, y de hacerlo no podríamos procesarlos, no conscientemente. La gran paradoja en este campo es la relación de la atención con la implicación. Si veo un estímulo que me motiva, tendré alta implicación por lo que pondré mi atención. Hasta aquí algo que cualquier hijo de vecino podría decir sin despeinarse. El jugo del asunto viene cuando, tras estudios en el campo de la psicología publicitaria, se observa que la baja implicación también favorece la atención. Razón por la que al salir del coche cantas una canción que hace un rato has escuchado en la radio sin darte cuenta. Ecco la paradoja: si algo te motiva le prestas tu atención, pero si lo ignoras por completo, también.

Esto es sólo una reflexión, una opinión personal. No pretendo ser objetivo, ni justificarme en estas líneas. Este blog nació para ser alimentado de inquietudes como las que forman parte de este post. Concluyendo, pues, se me ocurre otro ejemplo para ilustrar lo dicho en los párrafos anteriores. Y es que la única seguridad que tenemos, todos los seres vivos, una vez salimos del vientre de nuestras madres es la muerte, cuna de todo tipo de miedos, fobias e inseguridades. Lo único seguro en la vida es la muerte. Probablemente la mayor paradoja jamás contada...

lunes

Cuando lo odioso no es la comparación

Escasas o prácticamente inexistentes son las referencias en mis posts a periodos temporales precisos. De hecho, es un ejemplo de ello, el no fechar cada uno de ellos y simplemente dejar constancia del día de la semana en que fueron escritos; un detalle demasiado nimio para poder ser un criterio categorizador, pero imprescindible para llevar un cierto orden en las caóticas dinámicas de todo pensamiento que atraviesa y recorre mi mente dejando su impronta en forma de palabras que vienen transformadas en este espacio traducidas en bits de información, opinión, reflexión...

Si he comenzado con este párrafo aclaratorio, respondiendo a algo que nadie me ha cuestionado, es porque en esta entrada sí me basaré en una fecha precisa. Como una excepción que, no confirmando ninguna regla, es especialmente significativa; al menos para mí. Así pues, ayer, dos de junio fue día festivo en Italia. Un festivo fútil, aquel como el de ayer, por el hecho de caer en domingo y por consiguiente, ya festivo por sí mismo.

Dejando de un lado el día de la semana, lo que se celebraba y celebró es el dia de la República de Italia, lo que con cierta ñoñería en España nos tratan de vender como "La Gran Fiesta Nacional", mayúsculas incluidas. No sin menos relevancia o respeto patriótico aunque sí con un mayor sentido común, este año se han hecho ciertos recortes en los actos de festejo.

Para comenzar, el mensaje del presidente ha sido dado por televisión (algo que sucede también en España) en lugar de mediante un costoso recibimiento en el Palacio del jefe del Estado. Por otro lado, en el desfile se han suprimido las caballerías y los aviones que dibujaban la bandera italiana surcando los cielos. Una celebración low cost, consecuente con el paupérrimo estado de las cuentas públicas.

Como prometía el título, el jugo de este post es la comparación. Por un momento, imaginemos una cosa similar en España, pais en el que el cinismo y el "postureo" son el pan de cada día. Obviando la opinión de los sectores ultraconservadores (Paco Marhuenda & co.), el español medio incluso criticaría dicho recorte, estoy completamente seguro y es que la abstracta marca España, su imagen, siempre ha importado más que el propio sentido común. Incluso en época de máxima especulación urbanística, de la burbuja inmobiliaria, en España existía un problema de ocupación respecto a la media europea. Pero esta euforia de "crecimiento" sin límites hizo que la imagen fuera de opulencia, de país en la Champions League de la economía mundial.

El saber popular, tan sabio (valga la redundancia) en tantas ocasiones, nos dicta lo odioso de la comparación. Cierto es, siempre dependiendo de los términos de comparación que en estos cosas, constituyen una realidad (odiosa o no) por sí solos. Póngase por ejemplo la supuesta línea roja que de ser traspasada en Siria, promovería que Estados Unidos actuara. Si no fuera poco con la matanza de miles de civiles inocentes a diario, Obama decide que el uso de armas químicas sería el detonante, lo "realmente grave". Algo que lleva ocurriendo mucho tiempo y desde hace poco, está documentalmente demostrado.

El segundo término de esta comparación lo constituye lo que está acaeciendo en Turquía, donde la defensa pacífica de un parque natural se ha transformado en una batalla campal entre ciudadanos y fuerzas del orden. Haciendo uso estas últimas, de gases lacrimógenos y otros compuestos tóxicos para ser usados contra la población. O lo que es lo mismo, traspasando los límites impuestos por los yanquis a Siria en sólo unas horas.

La respuesta de la comunidad internacional depende del medio que se consulte, el resto de civiles a través de las redes sociales se solidarizan y difunden todo tipo de información y contenidos multimedia de los abusos que se hacen en un estado supuestamente democrático. Los políticos callan, como siempre, prostituyendo el término "prudencia" a zonas limítrofes con una complicidad pérfida y tácita. Los medios: depende de cuáles vengan considerados. Un ejemplo claro es la CNN turca, donde contemporáneamente al desangramiento del país por los cuatro costados, decidían emitir un documental de pingüinos... Los hechos hablan por sí solos y reafirman lo prometido en el título, porque a pesar de no resultar una constante, en ocasiones como las descritas lo odioso no es precisamente la comparación.

miércoles

El lado oscuro de la lista Forbes

Entre el vaho y pompas de jabón, reflexionaba, como de costumbre en estos casos, el otro día. En ese espacio de libertad individual y de pensamiento que es el sagrado momento de la ducha. El zénit de la intimidad, la piedra angular de todo aquel que pretende desarrollar algún tipo de trabajo creativo. No la única e imprescindible, pero sí necesaria e inspiradora. El caso es que, a igual modo que una alergia de primavera; sin aviso previo, fui sorprendido por una cuestión que puede resultar pueril pero que, analizada en cierta profundidad puede llevar a un diálogo interno y eterno con escasos precedentes. Mi cuestión fue: ¿Hasta qué punto es legítimo enriquecerse?

A primera vista, la pregunta resulta absurda (o no), desgranemos un poco su sentido. Para comenzar, mediante un ejercicio de relajación y apatía selectiva extrema intentemos obviar lo difícilmente obviable, es decir, dejemos a un lado paraísos fiscales, privatizaciones y corruptelas político-monárquicas. Pensemos en una persona honesta, que trabaja duro y que gracias a su trabajo ha llegado a tener un poder crediticio alto. Digamos que ha obtenido su privilegiada posición gracias al mérito, algo más que aceptable e incluso "dignitoso" (si se me permite el italianismo), sino digno.

Llegados a este punto, conviene recordar la cuestión del primer párrafo. No hace mucho, un estudio demostraba que en las grandes corporaciones estadounidenses, un miembro directivo podría llegar a ganar hasta 343 veces más que un empleado común. No obstante, no es necesario el viaje transoceánico, en las grandes empresas españolas, tales como Telefónica o Banco Santander, esta brecha muestra una proporción similar nada desdeñable: apróximadamente 17 veces más que sus empleados.

Hace casi un año, leía sobre este tema, una entrevista realizada por el diario La Vanguardia a Christian Felber, el padre del paradigma de la economía del bien común. Pues bien, el titular era, si bien algo diverso en cuanto a términos de comparación, en esencia, parangonable al de este post: "Nadie debe cobrar más de 20 veces el salario mínimo". Da que pensar. Tenemos la "fortuna" de que por ley exista en nuestro país un salario mínimo (y digo "fortuna" porque aunque no lo pueda parecer, en otros como Italia, ni siquiera se te garantiza un salario mínimo por ley), cabe entonces cuestionarse sino sería ético imponer un salario máximo.

Salario máximo. Quiero decir, hasta que punto el sentimiento de humanidad, de un mínimo de solidaridad hace el género humano, no debería ser una obligación. Visto que no lo es espontáneamente y estas cantidades astronómicas pueden verse escusadas y escudadas en lo meramente legal, quizás se deba legislar para controlarlo. Puede parecer demagogía (palabra de moda), pero lo es más cuando los estados dicen que no pueden hacer eso porque sería intervencionismo en la empresa privada, pero sin embargo, acordar un salario mínimo o facilidades para el despido, resulta que no lo sea en absoluto.

Aplaudidos son los deportistas de élite y sobre todo los gladiadores de nuestro tiempo, ergo futbolistas, cuando dedican parte de sus emolumentos (deportivos o publicitarios) a causas solidarias o filantrópicas. No obstante, al tener un poder adquisitivo, en ocasiones del orden de 1000 veces más que un salario mínimo de 600 euros; casi tendrían la responsabilidad de hacerlo. En este punto, no sería una locura una especie de castigo a quien no lo hace; no me refiero a nada vía penal o judicial, pero sí al menos una penalización social.

En conclusión, son harto numerosas las ocasiones en las cuáles nos cuestionamos lo ilícito de enriquecerse según cómo ello se haya producido o la razón por la cual se haya dado dicho aumento de poder salarial. No obstante, parecemos soslayar el hecho en sí, el sustentar una brecha tan grande entre miembros de la misma sociedad (imaginen de otras más precarias), en una sociedad de consumo como la actual, en los que la desigualdad es un mantra a todos los niveles. Forma parte del egoísmo egocentrista más humano, cuyas ramas alcanzan a cualquier hijo de vecino, pero cuyas raíces derivan de un germen común: la creación y percepción de la propiedad humana, el poder poseer objetos, lugares, responsabilidades y, en algunas parte de este mundo, incluso personas...

martes

Lecciones de branding para un país de pandereta

Os propongo un sencillo ejercicio de empatía. Imaginemos por un momento que somos jóvenes de 30 años, que han estudiado y trabajado duro toda su vida y cuya carrera nos ha llevado a trabajar a una alta institución europea de nuestra rama en Holanda. Pero a pesar de todo, llega el momento en la vida de toda persona en la que se añora tu tierra, a pesar de los bellos frutos que uno haya madurado gracias al crecimiento de sus ramas, las raíces son imprescindibles y no se pueden dejar atrás, no totalmente.

Digamos que hemos utilizado un programa de becas para poder regresar, que tras todo el engorroso proceso burocrático de nuestro país, digno de un artículo de Larra, y de los peor organizados de Europa (quizás sólo superado por Italia) resultamos como candidatos a dicha beca. Pues bien, una mañana te levantas y enciendes el ordenador. El correo electrónico centellea, nuevo mensaje, pero no es de la beca que esperabas sino de la Sociedad Europea de Física, suena serio: te han premiado como mejor joven físico experimental de Europa por tus trabajos en el experimento LHCb del Gran Colisionador de Hadrones. Básicamente has logrado confirmar los fundamentos del modelo estándar de la física, ahí es nada.

Después de la evidente sorpresa y mayor emoción, te decides a llamar a los tuyos, tus raíces que se alegrarán tanto. No obstante, la llegada de un segundo mail interrumpe esta felicidad, en este caso es la respuesta de la bolsa de ayuda del Ministerio de la que hablábamos, lo que sería prioridad en el día pero, con el hecho de la premiación, habías olvidado. Se emborrona el júbilo: no sólo no has sido aceptado (por lo que no vuelves a casa) sino que no has pasado las pruebas de admisión por tener un currículum por debajo del nivel para un país como España...

Dejen de imaginar, esto es real. Es el caso del joven investigador gallego: Diego Martínez Santos. El comité de "expertos" pertenecen a la beca Ramón y Cajal, y esta triste historia es un símbolo más de las prioridades de nuestro país. Eso sí, Eurovegas es algo que se debe ver como prometedor, al igual que construir modificando la actual Ley de Costas, silenciar que las fábricas que han sufrido derrumbes en Bangladesh pertenecían a subcontratas que explotaban para H&M y Grupo Inditex, entre otras barbaridades y corruptelas de la España más profunda y cañí. No necesitan más ejemplos supongo, políticos y medios de comunicación usan el término cada día, aunque identificándolo erróneamente en la mayoría de los casos. Queridos lectores, ésta es la verdadera Marca España.

miércoles

La pregunta retórica

Imaginad por un momento que soy el genio de Aladino,
podéis pedir cuanto queráis,
y controlar vuestro destino.

En contra a lo que imagináis
seguro que os contradigo,
y es que no sabéis lo que pedir
y en las siguientes líneas me explico.

¿Queréis ser mejor persona, rodearos sólo de gente buena
o quizás sólo un Lamborghini y un gran piso en Las Vegas?
¿Que acabe la corrupción de todo este sistema
o subir en la escala social para disfrutarlo sin problemas?

¿Os conformáis con ayudar a arreglar un poquito este mundo
o preferís un hedonismo contínuo a cada segundo?

Estoy seguro, no es sencillo saber lo que pedir,
cualquiera clama en sociedad, defender lo colectivo
aunque a la hora de la verdad, a la hora de decidir
el individualismo (n)os podría, el egoísmo más altivo.

¿Quieres tener la aptitud del artista y con trabajo conseguirlo
o sólo la fama y el prestigio sin ningún motivo?
Llegar arriba sin currar, convertirte en lo que criticas,
autoperpetuar tu poder, ignorando el resto de las vidas.

Pretendo hacer pensar con este texto experimental
lo fácil que resulta a todos hablar en subjuntivo
si fuera, fuese, pudiera o pudiese...
Pensad ahora la respuesta: ese será vuestro camino.

martes

El mejor cumpleaños posible

Una muy buena amiga me dijo hace un tiempo en una situación totalmente diversa pero en la que también, las fuerzas comenzaban a escasear: es muy difícil realmente tocar fondo, es más si crees que lo has tocado es síntoma de todo lo contrario. No obstante, en el peor de los casos puede servir para impulsarte y motivarte en que todo lo que venga ahora no puede ser peor. No parece algo positivo, pero no es tampoco negativo.

Por eso, ante días que parecen repetirse y horas vacías, ante la tentación de la excusa fácil a la resignación pero con el mantra claro de que "si quieres cambiar algo, debes probar haciendo cosas distintas", momentos como los vividos hace unos días, no sólo dejan una imborrable huella sino que ayudan a luchar contra nuestro peor enemigo en esta época: nosotros mismos, especialmente, esa pequeña región de nuestro cerebro en el que se generan nuestras expectativas.

Angustia y desazón, cambiar candidez e ilusión por inercia inoperativa. Son estos los problemas, pero no de lo que quiero hablar hoy. Porque a veces buscamos cambios externos para mejorar el equilibrio interno, y nuestro cegado egocentrismo nos hace olvidar que gente que forman parte de nosotros están ahí, siempre, para lo bueno y para lo malo.

Lo de estos últimos días, cuya sensación de fugacidad es directamente proporcional al bienestar que hemos sentido, ha sido algo mágico; realmente lo necesitaba, este paréntesis, en este caso era algo más que una visita familiar.

Porque precisamente, lo más valioso tantas veces es aquello que no se puede cuantificar (por fortuna), tan bello como inesperado. Con el poder de transformar las horas, minutos y segundos de nuestro sistema sexagesimal en momentos e instantes, que devendrán en felices recuerdos. La unión suave y cuasi sinfónica, a través de la armonía de un ritmo musical, las risas infinitas, las miradas de complicidad, el no querer que aquello acabe y el saber perfectamente que lo hará espacial y temporalmente. Corazones que baten al unísono y hacen mover sus extremidades con una orquestación exquisita, una amargura en la despedida que conlleva una extraordinaria felicidad en el reencuentro. El poder disfrutar, celebrar, reír, cantar, llorar de una famila, mi familia. La importancia relativa del resto y la suerte de poder compartirlo con la única persona con la capacidad de erizar todos tus poros con apenas un suspiro de sus labios.

Hace un tiempo lo escribí, no es ni el mejor ni el peor de los períodos, el ánimo no debe decaer y la región más bella de Italia ha sido testigo del reafirmar de este deseo imperturbable. El poder haber disfrutado de la familiaridad, en su sentido más íntimo y cercano, hecha vida, que es la vida en sentido absoluto. Absolutamente: el sentido de la vida.

lunes

Un paseo por una mente obligada a renovarse. Sinónimo, sin ánimo.

Debe haber pocas cosas peores que la propia consciencia de saberse inútil, inservible o incapaz para realizar una tarea que te gustaría, una especie de derrotismo anticipado por la satírica percepción de uno mismo. No obstante, sí que existe algo peor, no en cuanto a su gravedad, pero sí en cuanto a la impotencia que genera. Esta sensación de la que hablo es la de pensar, sentir y haber comprobado ser totalmente capaz de ello, pero no tener la oportunidad para cercionar esta cualidad. Dicho en otras palabras: no ser inútil, pero que no te permitan demostrar lo contrario.

Cuando las cosas no dependen de ti, ese es el tema. Entiéndase cosas en su más amplio sentido, como la realidad multiforme que esta palabra designa por antonomasia. Ante situaciones como éstas , en las que, hasta el más fuerte optimismo puede verse erosionado, compuestas de momentos en los que reciclarse nunca es suficiente, por la radicación constante de una especie de religión dogmática y exhaustiva hacia lo cuantitavo, que ha desplazado lo cualitativo a límites marginales; arrinconando su importancia a la mera anécdota, a la foto para la galería o al triste diploma presuntuoso, valedor de saberes enlatados.

Como animales sociales, que somos (más sociales que racionales en tantas ocasiones), el colectivismo puede ayudarnos, no hablo de salvación en ninguna de sus acepciones, ni de la fuerza que hace la unión u otras formulas ya superadas. Hablo de soporte sociológico. Pero nada más lejos de la realidad; el individualismo, de tener un rostro, apareceria en la portada del Times como el personaje de la década.
Dado este contexto, en el que, lo que llamamos modernidad tantas veces es sinónimo de aislamiento humano y sublimes reclamos a ser ilustres ignorantes, no es de extrañar que la sensación descrita en el primer párrafo sea poco más que creciente, y extienda sus ramas por cada uno de los componentes de los estratos sociales (en el caso de existir) cual planta trepadora.

"¿Qué tiene de malo? Es de todos sabido y en la actualidad obtiene su mayor constatación, que la ignorancia es la felicidad." Puede pensar algún lector con la osadía suficiente como para llegar al cuarto párrafo de un blog que ni su propio autor podría describir de manera loable. Debo negar esta afirmación (valga el contraste entre el verbo y sustantivo usados) con toda vehemencia: no es cierto que la ignorancia sea la felicidad. Lo cierto es que el conocimiento tampoco lo es, la inteligencia es un arma de doble filo: cuanto más viene cultivada más aumenta su percepción de los vastos conocimientos que le quedan por aprehender. Es por eso, que el que más hable, opine y argumente no es siempre el más culto (ni mucho menos), de hecho la afirmación socrática es el punto de partida de todo no ignorante. Obviamente me refiero al "solo sé que no sé nada"

Por otro lado, está el conocimiento de lo puramente antropológico. El otro día leía que alguien que haya vivido toda su vida de manera racional, no puede acabarla sino de una manera: odiando a toda la raza humana y deseando su total extinción. Debo decir que es cierto. Profundizar en los conocimientos de las comunidades humanas es reflejarse en un océano de codicias, engaños e hipocresías. Desde el país que consideren más respetable al que consideren "fundamentalista", todos y cada uno de ellos se mueven por los mismos intereses, escondidos con eufemismos o no. Ni siquiera los animales son tan gregarios y sectoriales, matan ante una amenaza a los suyos o para cubrir sus necesidades básicas, pero no dejan morir de hambre para poder hacer un brunch en un locar glamouroso de decoración étnica en el centro de la insalubre jungla humana que son las grandes ciudades. Eso es meramente humano.

Hágase un ejemplo práctico, vea cualquier documental sobre animales: sus migraciones, como alimentan a las crias, como cazan...acto seguido, abran la portada online de cualquier periodico español y analicen comportamientos y razones para los mismos; hasta el punto de interpretar cuál es la humanidad y cuál la animalada. Sólo codiciosos animales como los humanos, podrían ignorar y pagar a poderosos lobbies para desmentir lo evidente, nos estamos cargando el ecosistema, nuestro ecosistema; el planeta seguirá existiendo pero sin nosotros. No creo que la raza humana dure mas 150 años y, sinceramente, me parece incluso un alivio. Nos sentimos dueños de un mundo en el que hemos llegado últimos. En este caso sí, podemos desgraciadamente confirmar un viejo cliché como aquel de que los últimos siempre seran los primeros...

La triste fábula de la mayoría silenciosa

En ocasiones, cuando la indignación llega a sus máximos límites, puede dejar paso a la impasividad más absoluta e hiriente. Parece increíble, pero la paz social que reina, aun mayoritariamente en España, lo deja claro. Es común oír la opinión de "me extraña que esto no estalle" o "esto debe reventar por algún lado", dicho así, en tercera persona por los mismos ciudadanos que están sufriendo las consecuencias de un sistema roto. Y es que, según leía el otro día en un artículo de un conocido sociólogo, las revoluciones las hacen las clases medias, lo que antes se conocía por burguesía. Por increíble que pueda parecer, las clases más desfavorecidas rara vez se rebelan contra el status quo establecido, y no precisamente porque les beneficie. El autor tomaba el ejemplo de los países más pobres de África, sin apenas revueltas populares a pesar de su situación (caso aparte son las guerras, en su mayor parte provocadas por el mundo Occidental por intereses económicos). Desde la misma Revolución Francesa hasta la reciente Primavera Árabe, ninguna de ellas se podría concebir sin la adhesión de las clases medias.

Pero, entonces, ¿qué sucede? ¿por qué no nos implicamos más?. El individualismo galopante de nuestras sociedades sería una primera explicación, pero nada más lejos de la realidad. Realmente, todas las herramientas del sistema, entiéndase líderes de opinión, partidos, banca, medios de comunicación y publicidad, trabajan a destajo por desacreditar y banalizar cualquier intento de cambio en el sistema, para que llegue masticado y extremizado a la llamada burguesía, de la que la mayoría formamos parte.

Lo pude comprobar en primera persona, cuando formé parte del 15-M en Madrid y cómo mis familiares en Andalucía lo habían percibido como algo de jóvenes de izquierdas, cuando había y hay personas de todas las edades e ideologías, por lo que incluso hubiera sido más acertado llamarnos antisistema. Aunque, como rezaba un famoso lema del movimiento, "no somos antisistema, el sistema es antinosotros". Como consecuencia de esta desacreditación con especial énfasis de los medios de comunicación (o mejor dicho de información) y partidos políticos, se banalizó todo en el despectivo término "perroflautas".

De rabiosa (nunca mejor dicho) actualidad son las actuales descalificaciones hacia la PAH (Plataforma Afectados por la Hipoteca) cuya ILP, no nos olvidemos representa a más de un millón y medio de la población. Hace poco, el gobernante de turno comparaba los escraches (presiones a políticos para aprobar la ILP con la dación en pago, como hacen ya los legalizados, pero no legitimados, lobbies) con prácticas de la banda terrorista ETA (banalizando a su vez a la banda criminal). En estos últimos días, hemos tenido que escuchar algo tan grave como compararlo con el nazismo...precisamente de la boca de la secretaria de un partido cuyo presidente da ruedas de prensa a través de un televisor para evitar preguntas, como el Gran Hermano de Orwell en la novela "1984".

Este proceso es global, no solo atañe a España; y, por supuesto, no es sólo la clase política y los medios. El mundo publicitario, no se queda fuera de este juego (desgraciadamente para mí). En España, fue Movistar la primera en reírse de los indignados con un spot que escenificaba una asamblea en la que todos se conformaban con tener un plan de prepago conveniente. Es banalizar toda una protesta ante un sistema con un objeto de consumo más, una revisión contemporánea del "dame pan y dime tonto", comparable a los embalses de Franco o los toros o Madrid-Barça de turno para distraer la atención ciudadana.

Dos ejemplos más de ello se observan en la actualidad publicitaria italiana, ambos spots aún en emisión. El primero, utiliza imágenes del Festival de WoodStock, sin duda uno de los estandartes del movimiento Hippie para publicitar un banco, en este caso ING. A pesar del mal gusto del "creativo" de turno, simplemente por la utilización de imágenes reales de personas diametralmente opuestas a aquello que, con retoques al vídeo  parece que anuncian; en el spot, al igual que en el de telefónica, piden "no pagar comisiones" o "poder sacar en cualquier cajero". Para mí, de vergüenza ajena, dedicándome a esta profesión.

El segundo ejemplo y más reciente, es el uso de las imágenes del "I have a dream" de Martin Luther King para anunciar una compañía de telecomunicaciones, comparando el sueño de acabar con el racismo con el supuesto anhelo de navegar por internet a un menor coste. Más que indignante, triste y depresivo, me parecen estos ejemplos, de cómo al final nosotros mismos nos negamos los cambios a lo establecido.

No obstante, lo peor de todo esto no es el hecho de que existan estos abusos constantes a los intereses de la población, sino que a nadie le importen estas descalificaciones; que de verdad nos conformemos con tener nuestras cuatro cosas materiales: casa, coche, ordenador y móvil; y no nos importe la banalización de lo que podría ser un germen que llevara a un verdadero cambio. Que realmente toda esa publicidad tuviera razón y todos fuésemos corrompibles: cambiando ideales por objetos de consumo, y por tanto, deslegitimando toda petición de cambio. Al final va a parecer que Rajoy tenía razón, sin que sirva de precedente, en aquello de la mayoría silenciosa que no se manifiesta; o no en la vida real (ninguna revolución se hace twitteando desde casa). No obstante, confío en que aun puede haber esperanza, continuando con el símil bibliográfico del gran Orwell, espero que simplemente cambiemos de título pasando del "1984" a "Rebelión en la granja".

martes

El click silencioso de la inexistente masa

Sirve para designar un famoso personaje de cómic, aunque no es más que una feliz coincidencia. Desde los albores de lo que conocemos como época moderna (no modernista), aquella época que ha visto nacer y morir dictaduras, sistemas neoliberales y democracias que no lo son tanto, una preocupación siempre ha recorrido la mente de sociólogos y comunicólogos (en el caso de existir): el concepto de la masa.

Dependiendo del momento se le ha dado mayor o menor importancia, se le ha considerado activa o pasiva e incluso se ha intentado ignorar este concepto en días como hoy, no obstante, es un tema aun en boga. Su evolución ha ido de la mano de los medios de información (en ocasiones también de comunicación) o viceversa, ya que el entramado causa-efecto entre ambos elementos es, cuánto menos, difusa. 

Con el nacimiento de los periódicos, las radios e incluso los primeros canales de televisión (en su mayoría estatales y por tanto poco numerosos) se consideraba a la audencia como una amalgama pasiva, que engullía sin más todos y cada uno de los contenidos a los que se exponía. Teorías como la aguja hipodérmica o la bala única, sostienen este paradigma.

Sin embargo, con el aumento de los llamados impactos publicitarios (piensa si no, en cuanta publicidad percibes al día, incluyendo televisión, radio, vallas e internet) se comenzó a considerar, que esa masa no era tan pasiva; sino que elegía a qué atender y a qué no, lo que se denomina atención selectiva en psicología. Un ejemplo de ello es la teoría de usos y gratificaciones. 

En línea con todo lo anterior y buscando un término medio entre masa pasiva y audiencia activa, aparecieron los tan de actualidad, gracias a las redes sociales y blogs, líderes de opinión. Personas destacadas por tener la potestad de procesar e interpretar la información que a su vez pasaban al resto de los mortales, una vez más, un concepto de masa poco activa. En este modelo se basa gran parte de la publicidad de Internet. 

Y es aquí donde quiero hacer el punto: en la publicidad en Internet. En particular la que nos aparece en Facebook, que supone una nueva forma de entenderla, según creo muy inteligente. Seguramente os parezca algo extraño visto que os aseguro que ni yo, ni vosotros y casi nadie que conozcáis hace click en esos enlaces (sin contar los clicks por error); por lo que puedo entender cierto escepticismo respecto a este formato publicitario. Sobre todo, en contraposición a Google y su sistemas AdWords o SEM.

No obstante, en mi opinión y según he podido constatar en un estudio reciente que he leído en la revista italiana Internazionale, este tipo de publicidad es más que efectiva sin necesidad de tener clicks. Y es aquí donde quiero daros mi visión sobre la masa. Según creo, la masa existe, sí, pero está compuesta de personas y no podemos considerarla siempre dentro a un mismo grupo sino que a medida que pasa el tiempo, el cambio de sus variables demográficas y psicográficas, lo hacen migrar de un grupo social al otro; por lo que es definitivamente más complicado que la burda generalización. Al igual que acepto que existan líderes de opinión, pero no que estos puedan modular a su audencia, si acaso a algunas minorías de la misma.

Volviendo al tema de la publicidad en Facebook; es cierto que la mayor pesquisa para aceptar su efectividad es el hecho de recibir pocos clicks y, por tanto, poca atención. Pero no sólo existe la reconocida atención selectiva, ya que, basándome en varios estudios psicológicos, cuando un determinado mensaje (publicitario o no) tiene toda nuestra atención (alta implicación) absorbemos la mayor parte de lo que nos dice inmediatamente. Lo sorprendente, es que cuando la implicación es baja, también los absorbemos. 
Es el principio en el que se basan radio y televisión, si conduces mientras oyes la radio, no te encuentras especialmente implicado (y especialmente si sabes que es publicidad) pero sin darte cuenta estás recibiendo el mensaje; lo mismo sucede si ves la televisión mientras cenas y hablas con alguien mientras la publicidad se emite sin mirarla. 

Por esta misma razón la publicidad en Facebook no obtiene casi ningún click (ni falta que le hace) pero dada su estudiada posición, es observada por el público objetivo (que gracias a tener todos nuestros datos es más segmentado que nunca) aunque sea sólo durante 10 nanosegundos y ni siquiera le hayas prestado atención. La publicidad en la red para muchos es sólo Google y aún camina en pañales, no obstante con la evolución del concepto de "masa", es una herramienta cargada de futuro, sobretodo, si atendemos a su enorme efectividad presente. 

viernes

Análisis SWOT de la situación actual

Nunca me ha gustado seguir modas, ni seguir a aquellos que se autoproclaman adalid de lo diferente, porque no son más que una controtendencia convertida en moda potencial que crecerá exponencialmente, miren el caso de Beppe Grillo aquí en Italia para ilustrar el ejemplo anterior. No obstante, en parte por la tendencia y sobre todo, por mi situación actual personal, no puedo dejar pasar la ocasión de hacer un análisis de la actual crisis, pero desde un punto de vista diferente, sin ninguna pretensión de sentar cátedra ni ser dogmático.

Marketing. Palabra que puede denominar un sinfín de cosas y que, sin embargo, se suele asociar a cosas que no lo son (como las Relaciones Públicas), otorgándole matices más o menos negativos. Una de las herramientas asociadas a una estrategia de marketing y que destaca por su uso es el análisis SWOT (en español DAFO), que es la evolución natural y adaptada al concepto del mercado capitalista de una lista de pros y contras. En el se estudian Debilidades (internas o del producto), Amenazas (externas o del mercado, competencia...), Fortalezas (Internas) y Oportunidades (Externas).

Esta crisis económico-social y ético-motivacional en la que vivimos puede ser bien analizada bajo estos parámetros, dependiendo del actor social. Para los jóvenes, como debilidad esta el actual contexto de precariedad y ausencia de seguridad laboral, la amenaza de nunca llegar a cotizar lo suficiente como para poder tener una jubilación feliz y de ser una generación pérdidas entre la anterior y las siguientes. Sin embargo, como fortaleza estamos luchando contra el aberrante individualismo actual que nuevas tecnologías y una cultura globalizada de amor a las cosas y uso de las personas (en lugar de ser al contrario) está imponiendo paulatinamente. Así, nos organizamos para protestar y ayudar como en el caso de los desahucios, formamos más cooperativas de trabajo que en el pasado e iniciativas tan saludables como los Bancos de Tiempo llegan a su zénit. Estas fortalezas son una oportunidad para poder conseguir un empleo futuro, un empresario que no sea sólo jefe, sino también líder, sabrá reconocer la valía de esta fortaleza anterior descrita e invertirá en las personas que la representan.

No obstante, está la otra cara de la moneda y los infinitos grados que rondan al inalcanzable término medio. No todos los empresarios son líderes, de hecho, una gran parte de ellos son de naturaleza cortoplacista, aunque luego se quejen del "poco compromiso" de los trabajadores jóvenes. En primer lugar, para llamarlos trabajadores hay que tratarlos como tal. Creedme que si una empresa va mal por el contexto y se dedica a aprobar stages (obviamente no remunerados) a jóvenes titulados, difícilmente saldrá adelante; si no me das una prospectiva como puede interesarme lo más mínimo tu éxito y tus beneficios. Es una nueva manera de esclavizar totalmente legal e influye como amenaza al joven anterior referido en el párrafo anterior.

Es cierto que describir el problema es fácil, lo difícil es proponer alguna solución. Es obvio que no podemos cambiar a las personas ni esperar que un bonito discurso pueda sobre el afán de lucrarse; seríamos descritos de utópicos y demágogos para arriba. Lo que se puede reforzar, siguiendo en la línea del marketing son los elementos del marketing mix. El producto, en este caso tu mismo, tu formación, ganas de aprender, pasión por lo que te ocupa, dinamismo y aprendizaje contínuo. La distribución es el segundo elemento. Está claro que si buscas ser pescador de atunes Madrid no es tu sitio, no es sólo importante saber presentarse y en qué modo; el tempismo y en este caso el lugar son primordiales. Podemos meter en este saco los ingenieros que deciden en base a sus objetivos, emigrar hacia Alemania. En tercer lugar, el precio; lamentablemente no depende de nosotros, ya no existe aquello de promocionarnos a menor precio que otro candidato, las empresas han roto las reglas creando legiones de precarios dispuestos a todo por hacer un poco de currículum... El último elemento es la comunicación, mejorar el propio currículum y carta de presentación, inventar modos creativos de llegar donde pocos llegan, esto depende de cada uno pero es bastante clave para llegar a tus objetivos.

Existen millones de casos de empresas y marcas que han aumentado notoriedad y ventas (sus objetivos) gracias a una excelente comunicación. También se puede aplicar a alguien que busca empleo. También hay algún ejemplo aislado de empresas que sin hacer comunicación y reforzando los otros elementos del marketing mix (distribución, precio y producto) han llegado a buen puerto; pero sin duda, no es la norma, enhorabuena si estás dentro de este grupo. Ilustra este tipo marginal de empresas el grupo Inditex o Mercadona.

En definitiva, no es más que una simplificación de la realidad codificada en términos de algo tan usado como el marketing. No obstante, presentar unos excelentes "producto", "distribución" y "comunicación" no asegurarán tu éxito; pero el no hacerlo, si te llevará inequívocamente al fracaso. Solo en el diccionario éxito se encuentra antes de trabajo...