Hoy es un día que se presume de celebración, de orgullo; más por lo simbólico que por lo real, nuestra visión historicista hace querer establecer días dedicados a algo en particular, como si por otras razones jamás fuesen recordados, es así como llegamos al día de Andalucía. He de reconocerme como un amante de Andalucía, porque a pesar de vivir muy lejos de ella, en una situación que parece se prolongará, nunca olvido de donde vengo y no hay día en que no eche de menos vivirla, porque Andalucía se vive literalmente, incluso no hay semana que no se materialice ese cariño especial llevando alguna camiseta con su logotipo inscrito. Pero, ¿qué es Andalucía? Es algo más que la región sur de la Península Ibérica o la comunidad autónoma mas poblada y segunda en extensión, mucho más de hecho.
La fiesta, la playa, la diversión, extranjeros embriagados, el sol, las tapas, el gracejo, el duende, el acento...¿es esto? Y sigo: el arte, el flamenco, la falsedad capillita en Semana Santa, vivir la calle, carnavales, terratenientes y labradores; enumeración no exhaustiva pero sí identificadora que se cumplen en mayor o en menor grado, pero no, esto no es Andalucía, al menos, no solamente y no para mí.
Una tierra geográfica y climáticamente privilegiada con nieve, playa y desierto e incluso el único río navegable de España, así, a pesar de sus grandes problemas de desarrollo en casi todos los sentidos, la hace ser más que querida y no solo entre andaluces. Y es que, si algo hace Andalucía única, no son sus tópicos ni su clima ni sus características en cierta medida físicas o geográficas y mensurables, somos los andaluces y andaluzas; los de nacimiento y los adoptados a esta tierra. Ser andaluz va mas allá, es un sentimiento que permanece en la conciencia colectivo de todos los que se sienten afortunados de sus raíces.
Quiero pensar y pienso, que el andalucismo o sentimiento andaluz no es otro nacionalismo absurdo más. Por supuesto que somos españoles, pero es algo más profundo que la nación, es el sentimiento; ese sentimiento que provoca que estando fuera no eches tanto de menos España sino el sur de España, que jamás quieras perder tu acento a pesar de que cada vez que a alguien le “haga gracia” te replantees la cuestión y que, como decía una acertada frase que leí un día no sé donde, pero tampoco es relevante: Yo no elegí nacer en Andalucía, simplemente tuve esa suerte. Hoy es un buen día para sentirse orgulloso de ser andaluz, si, un buen día como cualquier otro...Feliz Día de Andalucía!!