jueves

Feliz 2016 (fue) y 2017 (deseo). Os quiero.

Sigan cantando, sigan bailando, sigan disfrutando. La vida sigue, sigue siempre; con o sin nosotros. Pero los que por ahora estamos que no parezca que dejamos de estarlo. Que no te mate la vida. Que no te acribillen los pormenores de la escuela o del trabajo. Que no te humille la apatía o se apodere de ti el rechazo.

Vive, vive el año que se va y este otro año. Vive y sonríe, también ahora, no solo en primavera y verano. Sal a la calle y conjuga verbos mundanos. Bebe, baila, calla, charla. Disfruta de los tuyos y de los míos, hagamósnos nuestros, los dos juntos en uno solo. Tu familia son tus cimientos, un día fueron tu andamio, cuídate de mantenerlos fuertes, no escatimes en besos y abrazos.

Hay más de un amor en esta vida, pero el amor verdadero es el único edulcorado. Eternamente, por encima de decepciones, peleas o llantos. Si accedes a él, cultívalo, es el jardín de tu casa. Admíralo desde el tejado, la fragancia llega hasta lo más alto.

Si al lado de tu casa estás haciendo vecindario y los cimientos de una nueva vida estás levantando. Enhorabuena. Pues la vida es eso. Sin hijos el mundo es siniestro y vago, oscuro y nostálgico, banal y acelerado. Sin hijos la vida es camino hacia la muerte. Los hijos nos conceden un pequeño descanso. Nos hospedan en sus sonrisas, acomodan en sus ojos y necesitan en sus llantos.

Por todo ésto y mucho más os deseo un feliz año. Que vuestra casa siga en pie, que construyáis un vecindario. Que las guerras son sólo dolor de almas que han escapado, creyendo no tener retorno, y por ello impiden el cante, baile y disfrute de otros.

Vivir es un regalo y el tiempo un modo de mesurarlo. Aprovecha cada décima de segundo como si no volviera, que no lo hace. No lo pierdas en tonterías y regálalo a quien lo merezca. Camina y aprende. Entiende y enciende la luz de tu mente.

Yo por mi lado, me siento afortunado. De mis cimientos, de mi jardín y los otros cimientos que estamos montando. María del Carmen, Jose Luís, María José, Claudia y Nerea. Sois mi vida.
FELIZ AÑO.

martes

Reinserción entre rejas

Vaya usted a la cárcel y espere dos turnos, no cobre 200$ si pasa por la casilla de salida. Seguro que a muchos nos suenan estas palabras; nos recuerda al Monopoly, juego que representa (a veces con demasiada exactitud) el sistema capitalista en el que vivimos y forman parte de nuestra cultura compartida. También lo es la noción de cárcel, que no ha cambiado prácticamente a lo largo de los siglos y se da como algo asumido,para lo que no hay alternativa. Si cometes un delito debes ir a la cárcel, llevarte lejos de la sociedad, que nadie te vea hacer vida social de manera libre. Todo esto chirría cuando el objetivo es, paradójicamente, la reinserción en sociedad.

Si te portas mal a tu cuarto castigado ¡y sin postre! Parece ser el concepto moral de base, muy enraizado con el cristianismo y su idea de penitencia. Puedo entender que los ciudadanos queramos tener a un criminal lo más lejos posible y quitar la libertad a alguien nos hace pensar que está pagando por lo que hizo. No dudo esto. Dudo que de esta manera se pueda hablar de reinserción social y laboral tras cumplir la condena.

Puede ser un hecho cultural que cambie con el tiempo. Al fin y al cabo es una situación análoga a lo sucedido entre 1866 y 1969 en la tristemente célebre isla de Molokai donde aislaban a los enfermos de lepra. Algo impensable hoy, aunque sigue habiendo cierto estigma con enfermedades como el sida, obviamente no comparables con la situación anterior. Sin embargo, nos recuerda la idea de aislamiento como prevención de algo negativo, de sacar de la cotidianidad colectiva a una persona, como supuesta solución del problema. Un asesino encerrado no podrá matar a nadie hoy. Pero la pregunta es ¿qué sucederá cuando lo deje de estar?

No obstante, cada país tiene sus matices en cuanto a su sistema penitenciario. Entre los más duros se encuentra Estados Unidos donde sigue vigente la pena de muerte y los presos pierden incluso el derecho al voto (la negación democrática de la existencia como ciudadano). Equilibrando la balanza y como suele suceder en otros aspectos socieconómicos y culturales, son los países escandinavos el mejor ejemplo de sistema alternativo. 

Me centraré concretamente en Noruega y en la prisión de la isla de Bastoey, al sur de Oslo. Esta cárcel da especial libertad a sus presos. En ella pueden esquiar, cocinar, jugar a tenis o a las cartas. Tienen su propia playa e incluso trabajan en los ferrys que trasladan a los turistas a la isla. Además, los prisioneros llevan adelante su propia granja de animales. En resumen, una cárcel utópica

Puede argumentarse un lujo excesivo para alguien que ha cometido un delito y por tanto que pueda acarrear, si no un efecto llamada, si una menor premura a la hora de saltarse la ley. Sin embargo, con los números en la mano, vemos que esto no sucede así. De hecho, la tasa de reincidencia de los expresidiarios es sólo del 20% (de las más bajas del mundo) en comparación con otras como Gran Bretaña (45%), España (en torno al 55%) o Estados Unidos (76%)

Puede que el modelo no sea replicable, pero es, cuanto menos, digno de estudio. Sobre todo por ser el primer modelo carcelario que se centra, no tanto en el castigo o penitencia del que se ha cometido un delito, sino en su reinserción en la sociedad. Que en teoría es el objetivo de la cárcel, aunque en la práctica se nos olvide.