Hace poco y gracias a la llegada de la primavera, disfrutaba de una tarde en terraza con una amiga muy cercana italiana, pero amante de todo lo meramente español. Esto no deja de ser algo anecdótico, si no fuese porque en el transcurso de esta apacible conversación me hizo recordar una frase muy conocida y escrita por el gran Juan Ramon Jimenez y que me hizo reflexionar bastante: "Raíces y alas, pero que las alas arraiguen y vuelen las raíces a continuas metamorfosis".
Es cierto, si hay algo continuo y siempre fluyendo eso es el tiempo, vivimos en un presente continuo aunque la mayoría de las veces con idea de futuro (si se me permite el símil léxico), aun teniendo claro que el pretérito es pretérito y por ello un tiempo pasado, fue presente en un momento anterior por lo que tiene importancia. Quiero con ello decir que uno no puede olvidar de donde viene, la etimología por la que se ha ido desarrollando hasta llegar al día de hoy continuando el símil.
Volar, obviamente metafóricamente, es ir cumpliendo los objetivos que te impongas sea en el ámbito que sea y no para ser feliz, sino porque te haga ya feliz el recorrer ese camino; la felicidad nunca es un fin en sí mismo es un refuerzo, una manera de recorrer el camino, al menos en mi opinión. Con esto me refiero a que cuando se comienza a volar, a crecer, es difícil parar esta progresión, y si se abre una puerta aparecen mil ventanas mas: laterales, posibles y atractivas y esto provoca que las alas arraiguen, que nunca te canses de perseguir objetivos de vida, no por ambición sino por autorrealización, por el saber, por el vivir, curiosidad...En definitiva, aprovechar el presente, esta vez, de indicativo.
Pero nada de esto sirve sin humildad, sin saber de donde vienes y a quien le debes todo lo que eres. Me refiero a tu familia, tu gente, tu ciudad; todos y cada uno de los momentos compartidos con cada uno de ellos, las situaciones vividas que hicieron conformar en tu mente esas pequeñas decisiones con grandes consecuencias que te hacen estar donde hayas podido llegar en tu vuelo y es su apoyo actual el que permite enraizarlas y coserlas a tu lomo. Por otro lado es inevitable que las raíces en ocasiones vuelen, siempre están y estarán en metamorfosis, el tiempo lo cambia todo, aunque lo esencial permanece, siendo en la mayoría de los casos, invisible al ojo humano.