martes

Mi primera reflexión sobre Podemos. Una pausa dentro de la pausa.

Me tomé un descanso de la realidad, abstrayéndome en la felicidad del momento presente. Hace meses que sólo escribo sobre ella, sobre ellas; al fin y al cabo, sobre nosotros. Pero hoy he sentido la pulsión de la actualidad, la necesidad de articular una posición, de argumentar una opinión, de desarrollar un pensamiento lógico. Una pausa dentro de la pausa.

Así pues, tras meses (incluso diría años) hablando exclusivamente de economía (crisis, EREs, corrupción, recortes, rescates, desahucios...) parece ser que hemos topado con la política, en dos tiempos: primero con la manifestación de la desafección ciudadana frente al bipartidismo y en segundo lugar con el ascenso en la opinión publica de la valoración de la formación política de Podemos.

No es ninguna novedad su irrupción abrupta en la realidad política del país, tanto que da la sensación que vaya a saltar por los aires en algún momento; no voy a entrar a comentar sondeos y estudios sobre intención de voto varios, que no son más que eso: confabulaciones, vacilantes predicciones de futuros hipotéticos. Me voy a basar en Podemos en sí, lo que proponen y por qué les atacan.

De entrada, como firme defensor del respeto de los derechos humanos y del partido que mejor los represente, Podemos casa más con el concepto de democracia y respeto al ciudadano que cualquier partido existente (y con posibilidades de llegar al gobierno), me refiero a derechos como la vivienda digna, la educacion y sanidad mínimas (que como he dicho más de una vez, no tienen porque ser rentables económicamente, lo son socialmente), el abastecimiento eléctrico o las ayudas a la dependencia, por citar algunas áreas.

No obstante, creo que lo que propone Podemos sólo es posible si cambiamos nuestro comportamiento hacia la política, y me explico. Somos un país que protesta y se manifiesta cuando tocan su bolsillo o los intereses de su familia; en ese momento clamamos por una solución. Clamamos, pero ¿a quién?. Exigimos cambios a otros, queremos una solución que, independientemente de que la sepamos o no, debe adoptar otro bajo el nuestro consentimiento. Tras la cual, volveremos a nuestra zona de confort y pasividad activista. Lo que propone Podemos choca frontalmente con ésto y es el primer obstáculo que deberán saltar, incluso con sus propios votantes.

Podemos propone participación, lo más directa posible. Por tanto, una política activa; algo a lo que no estamos acostumbrados. Lo observé con mis propios ojos durante el 15M. Muchos eran los manifestantes en cada convocatoria, pero realmente pocos participaban en todas las asambleas o hacían oír su voz en alguna. Esto me dejaba la amarga sensación de que algo nos faltaba, de que aquellos foros siempre reunían a los mismos, de que sólo una minoría opinaba, de que, en el fondo queremos cambios pero no llevarlos a cabo, al menos no personalmente.

Un segundo peligro para la formación, a menudo personalizada erróneamente en la figura de Pablo Iglesias, es magnificar demasiado la participacion ciudadana a través de internet o identificarlo directamente con la democracia, algo que no es cierto. El acceso a internet no está en las manos de toda la población por razones obvias y como todo instrumento no es un fin en sí mismo sino un medio, por lo cual depende de como venga usado.
Siempre según mi opinión, se debería evitar al máximo cualquier parecido con la formación de Grillo y su Movimiento 5 Stelle. Podemos se debe plantear qué hacer en caso de no obtener mayoría absoluta en unas hipotéticas elecciones, si se pactaría o no, con quién, a qué precio... De no ser así, se corre el riesgo del inmovilismo politico que ya protagonizó Italia hace dos años debido a la negativa a pactar con otros partidos del movimiento del cómico italiano (entre otras razones que forman parte del sistema italiano por antonomasia).

Por fortuna, la posición del movimiento español parece alejarse de los planteamientos cínicos y antieuropeístas de Grillo. Mientras los segundos sólo prometían literalmente mandar toda la casta a casa, Podemos no pretende romper con todo y ofrece soluciones, cuya factibilidad depende de nuestro grado como ciudadanos en el proceso de cambio de nuestra percepción de participación ciudadana. 

Respecto a las críticas de algunos medios convencionales, obseletamente anquilosadas, no es cierto que no se sepa que quieren hacer, basta con leer su programa. Es más, creo que es el partido que más información sobre lo que quieren hacer declara. Háganse la misma pregunta sobre PP o PSOE, exijan esas respuestas. Sobre lo del modelo Venezuela o iberoamericano que importaría Iglesias y que provocaría el derrumbe de España: Me resulta absurdo. Más teniendo en cuenta que nuestra "democracia" actual se cimienta sobre una valla con cuchillas en África, venta de armas a Arabia Saudí, fosas comunes de crímenes no investigados o acuerdos comerciales con países africanos dictatoriales, cuando no gobernados por auténticos genocidas. Todo ello dejando de un lado la perpetuación de una monarquía hereditaria de lo más feudal o el desconocimiento sobre el sistema político boliviarano.

En conclusión, Podemos es una posibilidad, no desconocida, pero sí por descubrir en la práctica. Supone un cambio que, asumámoslo, no todos querrán hacer por lo que nunca podrá llegar a cumplir el ideal democrático; pero al menos se acerca un poco más a éste que los partidos actuales.

Personalmente, no puedo asegurar que Podemos sea la solución a nuestros problemas pero, al menos, no forman parte de la causa; algo que no pueden decir PP, PSOE, IU y compañía.