miércoles

Mc King

Hay sitios de comida rápida que parecen microciudades. O mejor dicho, ciudades en potencia. Digamos protociudades. Hacía mucho que no pisaba uno. No porque lleve una dieta mucho más sana de la que proponen sino por la mera pereza de arrastrarme hambriento hacia allí. Hay sitio dentro y en terraza, pero también existe un espacio fuera de ésta, entre la terraza y la calle. Una especie de acera, de prototipo de acera; de artilugio de ciudad fantasma que todos ignoran, a no ser que tropiecen con ella por error.

Yo pedí mi menú, estaba en promoción, pero al no querer patatas no me sirvió de nada. Me dirigí con mi bandeja hacia fuera, uno de los empleados me seguía con un paño con la intención de limpiar una de las mesas de la terraza; posiblemente la mesa en que me sentaría a comer. Decidí aprovechar otro espacio, no por el hecho de ser original sino por darle sentido.

Comí sentado en la falsa acera de la protociudad del local de comida rápida. Nadie me dijo nada pero sentía sus miradas. Terminé mi último bocado de hamburguesa y añoré por unos instantes el haber pedido patatas, además habría disfrutado de la oferta. Un coche pasa, otro más; pero eso sucede fuera, aquí dentro se es inmune a todo y se tiene una justificación para ello.

Decidí aprovechar el tiempo de aquel almuerzo para escribir algo, "debo poner en orden todos mis proyectos", pensé. Pero la inspiración se acabó con el último sorbo de Coca Cola, era hora de volver al mundo real. Ciudades y aceras de verdad esperaban mis pasos, pero yo seguía absorto en el mismo pensamiento: "Debería haber pedido las patatas de la promoción".

viernes

Hojas en blanco y noches en vela (Una reflexión espontánea sobre la estabilidad)

Una hoja en blanco y otra patada a las manecillas del reloj. Una idea que brilla y quiere ser transformada, no mejorada, en ocasiones ninguneada y en otras magnificada. Otra equivocación. Un relato corto, que resulta ser algo más, que las circunstancias (humanas y no) fuerzan a postergar y otro error de bulto, que no de cálculo.

Errores comunes y propios, fallos que nos hacen crecer, dos palabras ensayo-error, nada más humano. Arrepentimiento y rectificación pertenecen a lo divino, pero válganos la prosopopeya. No, no, no. Esta vez era un texto fácil, sobre equívocos consensuados, aceptados socialmente, en la mente colectiva; pero no va a poder ser, demasiado poco entretenido para poder marcar la diferencia. Cuando los cambios que se avecinen sean reales, se buscará el punto blanco entre el alquitrán de responsabilidades para los placeres mundanos, en mi caso la escritura. No, no, no, no lo entiendo; empieza como eso, siempre, y acaba siendo obligación, con reglas morales, bueno no morales, más bien deontológicas; imprecisas e inexistentes pero certeras. Una antítesis que no puede vivir sino en la contradicción constante de una mente humana acostumbrada al naufragio y recolección de lo que resta.

Si una risa no siempre es positiva, y la carcajada puede ser irónica, afilada e incluso burlona; quién puede hablar de estabilidad, con qué derecho. Claro, es lenguaje, invento humano, todos tenemos el derecho y el deber de adoptarlo y hacerlo crecer en nuestras entrañas, no importa si viene prostituido. Es nuestro, vuestro y su derecho y deber, como humanos, con el lenguaje.

Traté de preguntar en conversaciones mentales, tan irreales como pedagógicas, quizás este símil no se entienda; ¿qué es estabilidad? El geólogo me dijo que la forma poligonal regular, lo poliédrico, aristas perfectas; nada más estable, ¿no ves como diamante, cuarzo y otros minerales nos lo enseñan? geometría y geología se tocan, no por casualidad. Sí, sí, sí. Me contestó el astrónomo, pero geometría no incluye solo la línea recta. Los arcos, las esferas, en definitiva, la línea curva también es geometría. Y es estabilidad en su estado más puro. ¿No ves los planetas y átomos? El número aureo en cada espiral logarítmica, se cumple en galaxias y no sólo. Es la estabilidad real, lo curvilíneo y no la rectitud. También en los ríos, no van por el camino recto que sería lo más "sencillo": serpentean, forman meandros y recorren hasta el triple de distancia respecto a desembocar en línea recta en el mar u otro río. Es lo curvo, que en un espacio tridimensional se desarrolla en lo esférico. Es sinónimo de estabilidad.

Estabilidad, es concepto, lenguaje. Pero no es unívoco. No es la recta ni la curva. No es lo ideal. Tampoco lo indeseable. Escapa a mis capacidades, documentarse más sirve de poco en estos casos. Yo pensaba en un texto fácil, de verdad, para este post. Uno sobre equivocaciones aceptadas. Un snack de opinión cotidiana, menos reflexivo, más directo. Sin más horizontes ni finalidad que el texto en sí. Pero hoy no ha podido ser, lo propio ganó a lo común. No común como vulgar sino como compartido. Perdonen el individualismo. Yo pretendía escribir algo fácilmente comprensible, pero di una nueva patada a las manecillas del reloj y la hoja sigue en blanco, siempre lo está.