jueves

Feliz 2016 (fue) y 2017 (deseo). Os quiero.

Sigan cantando, sigan bailando, sigan disfrutando. La vida sigue, sigue siempre; con o sin nosotros. Pero los que por ahora estamos que no parezca que dejamos de estarlo. Que no te mate la vida. Que no te acribillen los pormenores de la escuela o del trabajo. Que no te humille la apatía o se apodere de ti el rechazo.

Vive, vive el año que se va y este otro año. Vive y sonríe, también ahora, no solo en primavera y verano. Sal a la calle y conjuga verbos mundanos. Bebe, baila, calla, charla. Disfruta de los tuyos y de los míos, hagamósnos nuestros, los dos juntos en uno solo. Tu familia son tus cimientos, un día fueron tu andamio, cuídate de mantenerlos fuertes, no escatimes en besos y abrazos.

Hay más de un amor en esta vida, pero el amor verdadero es el único edulcorado. Eternamente, por encima de decepciones, peleas o llantos. Si accedes a él, cultívalo, es el jardín de tu casa. Admíralo desde el tejado, la fragancia llega hasta lo más alto.

Si al lado de tu casa estás haciendo vecindario y los cimientos de una nueva vida estás levantando. Enhorabuena. Pues la vida es eso. Sin hijos el mundo es siniestro y vago, oscuro y nostálgico, banal y acelerado. Sin hijos la vida es camino hacia la muerte. Los hijos nos conceden un pequeño descanso. Nos hospedan en sus sonrisas, acomodan en sus ojos y necesitan en sus llantos.

Por todo ésto y mucho más os deseo un feliz año. Que vuestra casa siga en pie, que construyáis un vecindario. Que las guerras son sólo dolor de almas que han escapado, creyendo no tener retorno, y por ello impiden el cante, baile y disfrute de otros.

Vivir es un regalo y el tiempo un modo de mesurarlo. Aprovecha cada décima de segundo como si no volviera, que no lo hace. No lo pierdas en tonterías y regálalo a quien lo merezca. Camina y aprende. Entiende y enciende la luz de tu mente.

Yo por mi lado, me siento afortunado. De mis cimientos, de mi jardín y los otros cimientos que estamos montando. María del Carmen, Jose Luís, María José, Claudia y Nerea. Sois mi vida.
FELIZ AÑO.

martes

Reinserción entre rejas

Vaya usted a la cárcel y espere dos turnos, no cobre 200$ si pasa por la casilla de salida. Seguro que a muchos nos suenan estas palabras; nos recuerda al Monopoly, juego que representa (a veces con demasiada exactitud) el sistema capitalista en el que vivimos y forman parte de nuestra cultura compartida. También lo es la noción de cárcel, que no ha cambiado prácticamente a lo largo de los siglos y se da como algo asumido,para lo que no hay alternativa. Si cometes un delito debes ir a la cárcel, llevarte lejos de la sociedad, que nadie te vea hacer vida social de manera libre. Todo esto chirría cuando el objetivo es, paradójicamente, la reinserción en sociedad.

Si te portas mal a tu cuarto castigado ¡y sin postre! Parece ser el concepto moral de base, muy enraizado con el cristianismo y su idea de penitencia. Puedo entender que los ciudadanos queramos tener a un criminal lo más lejos posible y quitar la libertad a alguien nos hace pensar que está pagando por lo que hizo. No dudo esto. Dudo que de esta manera se pueda hablar de reinserción social y laboral tras cumplir la condena.

Puede ser un hecho cultural que cambie con el tiempo. Al fin y al cabo es una situación análoga a lo sucedido entre 1866 y 1969 en la tristemente célebre isla de Molokai donde aislaban a los enfermos de lepra. Algo impensable hoy, aunque sigue habiendo cierto estigma con enfermedades como el sida, obviamente no comparables con la situación anterior. Sin embargo, nos recuerda la idea de aislamiento como prevención de algo negativo, de sacar de la cotidianidad colectiva a una persona, como supuesta solución del problema. Un asesino encerrado no podrá matar a nadie hoy. Pero la pregunta es ¿qué sucederá cuando lo deje de estar?

No obstante, cada país tiene sus matices en cuanto a su sistema penitenciario. Entre los más duros se encuentra Estados Unidos donde sigue vigente la pena de muerte y los presos pierden incluso el derecho al voto (la negación democrática de la existencia como ciudadano). Equilibrando la balanza y como suele suceder en otros aspectos socieconómicos y culturales, son los países escandinavos el mejor ejemplo de sistema alternativo. 

Me centraré concretamente en Noruega y en la prisión de la isla de Bastoey, al sur de Oslo. Esta cárcel da especial libertad a sus presos. En ella pueden esquiar, cocinar, jugar a tenis o a las cartas. Tienen su propia playa e incluso trabajan en los ferrys que trasladan a los turistas a la isla. Además, los prisioneros llevan adelante su propia granja de animales. En resumen, una cárcel utópica

Puede argumentarse un lujo excesivo para alguien que ha cometido un delito y por tanto que pueda acarrear, si no un efecto llamada, si una menor premura a la hora de saltarse la ley. Sin embargo, con los números en la mano, vemos que esto no sucede así. De hecho, la tasa de reincidencia de los expresidiarios es sólo del 20% (de las más bajas del mundo) en comparación con otras como Gran Bretaña (45%), España (en torno al 55%) o Estados Unidos (76%)

Puede que el modelo no sea replicable, pero es, cuanto menos, digno de estudio. Sobre todo por ser el primer modelo carcelario que se centra, no tanto en el castigo o penitencia del que se ha cometido un delito, sino en su reinserción en la sociedad. Que en teoría es el objetivo de la cárcel, aunque en la práctica se nos olvide.  

miércoles

Make the world afraid again

Últimamente escribo menos y noto que solo tengo palabras para mi ninfa, palabras que guardo para ella con recelo, que no comparto y esperan pacientemente a ser deshilachadas por mi pequeña cuando ya no lo será tanto. Pero la mañana de hoy me llama a escribir, a posicionarme, a pensar y plasmar en bits el frugor de la explosión neuronal que se produce. Para quien lo olvidase en algún momento (y me incluyo en dicha lista), esta es la esencia de Brainsploiding.

Amanece, que no es poco, con Trump ganando las elecciones de Estados Unidos; que ya es demasiado. No apoyo tampoco a Clinton, además creo que es el sistema electoral en sí de ese país que apesta de obsoleto, pero es imposible no tener una opinión ante el ascenso del nazismo en una de las potencias mundiales en los tiempos en que vivimos.

Uno, que es de naturaleza nostálgica, no puede no echar la vista atrás. Hace ocho años, un candidato prometía el cambio, la ilusión, derechos sociales y humanos (aunque de todo ello cumplió poco, hablo de Obama). Ahora gana un candidato cuyo mayor punto fuerte es ser millonario, haber pagado su campaña y culpar de todo a las minorías étnicas.

Trump no es tan estúpido como parece, pero no creo equivocarme cuando afirmo que la ignorancia reina en su electorado. Sus votantes son los perdedores, hombres blancos cabreados que sienten haber perdido, que el sistema los ha marginado. Sensaciones que pueden ser ciertas, aunque probablemente no sean los únicos en este capitalismo salvaje, pero el fascismo, como nos ha demostrado la historia, no es la solución. Nunca. Trump ha sabido evocar un supuesto pasado de grandeza y liderazgo ensalzado con tintes patrióticos que harían vomitar hasta al más nacionalista. El resto no importa a su electorado: Trump es distinto, rompe con todo, habla por los descontentos y fracasados y es un triunfador; y puede decir lo que quiera de quien quiera porque es multimillonario.

A partir de ahí, cualquier cosa que se sepa de él como su expolio de un Parque Natural en Escocia en 2011, sus corrupciones, su negativa a mostrar su declaración de la renta, el trato vejatorio a las mujeres y su tremendo discurso fascista (muro en México y culpabilización de la comunidad musulmana de todo mal, incluidos) son meros detalles.

E incluso pueden reforzar el voto. Hace pocos días escuchaba en la Ser que la corrupción no pasa factura e incluso da votos al PP en España. En parte porque existe en sus votantes la sensación de "si yo pudiera y nadie se entera también lo haría" combinado con el dicho brasileño "es corrupto pero hace cosas" con un poco de aliño del miedo al oponente. Por ello, sus votantes por más incorrecto y moralmente deplorable fuere votarle, con mayor ahínco lo harán, reforzando su postura en algo que parece prohibido.

Algo análago parece ocurrir con Trump. Él mismo dijo que estas elecciones iban a ser como el voto que llevó al Brexit. Se refería al éxito del resultado inesperado, pero tenía razón porque en ambos casos la campaña ha sido difamatoria y populista, pero nunca informativa y porque el resultado demuestra una vez más algo con lo que hemos de convivir en una democracia: existe una mayoría de ciudadanos ignorantes.

Como conclusión, la elección de Trump culmina uno de los vaticinios de crisis más graves, la crisis moral que recorre nuestro planeta. Da igual lo que haya hecho o las barbaridades que prometa, como si se quiere tatuar una esvástica en el pecho, nuestro nivel de inmoralidad ha rebasado cada límite y Estados Unidos es hoy el mejor ejemplo de ello. Ya no es cuestión de izquierda o derecha sino de memoria. El fascismo del siglo XX ocurrió y si lo olvidamos con tanta facilidad, nadie puede asegurar que no pueda volver a ocurrir.

jueves

Turista en casa

A veces el orden de los factores sí altera el producto. No es lo mismo una familia grande que una gran familia. Y yo, por suerte, poseo ambas. Si la vida es un regalo, éste mío posee un envoltorio precioso, majestuoso, cercano, radiante y eterno.

Como cada año, el retorno de vacaciones da que pensar y también pesar. Pasar horas recordando lo que fue, pensando que puede ser o soñando que será; conjugando el verbo volver en diversos tiempos: en subjuntivo pocas veces, en condicional algunas más y en futuro casi siempre.

Este año vuelvo a la rutina con el corazón más lleno que nunca. De emociones, abrazos, cariño, familares y amigos. He sido capaz de dar sorpresas a mis tres referentes vitales en forma de album fotográfico, con textos que transmiten toda emoción, toda vida. Retales de unas vidas, que son las suyas, pero confluyen en la mía para desembocar en una misma mar, que es Nerea. Los sedimentos acumulados en curso nos hacen volar juntos y aterrizar en sincronía.

Siempre fui de la opinión de que hace falta volar para poder echar raíces. Yo empecé a volar solo, de un tiempo a esta parte me di cuenta de hacerlo en manada. Para mí volver a España de vacaciones siempre fue una sensación anómala (y de hecho la libreta en la que escribo mis reflexiones en tales periodos tiene el título de este post) porque me hace sentir como un turista en casa. Porque turista soy esos días al fin y al cabo, mi día a día es distinto al que haría viviendo allí. Por otro lado estoy en casa, que es la casa de la gente que más quiero: mi padre, mi madre y mi hermana.

Sin embargo, algo cambió este septiembre. He sido menos turista y he estado más en casa que nunca. Han sido semanas perfectas, tanto que crean elevadas expectativas para cualquier otro periodo vacacional futuro y además coronada con una velada preciosa y mágica, que la palabra matrimonio aún con toda su magneficiencia, es capaz incluso de banalizar.

He sido feliz de estar con tanta familia (una gran familia grande) y de volver a ver tantos amigos, muy buenos, que casi me olvidaba de haber dejado tan lejos de mi día a día.
Las alas siguen haciéndonos volar, pero serán las raíces las que nos harán volver. Volver: esta vez sí, en infinitivo.

lunes

El demos que hay en la kratos de cada día

El humano es un ser racional, a veces, y social, por necesidad autoimpuesta. Así pues, bajo estas premisas, inicia nuestra designación como seres sociales. Ya en el neolítico, vimos (plural mayeustático permitiendo) que un asentamiento necesita de una organización, que no todos somos igualmente fuertes para sobrevivir por nuestros propios medios; y que, por tanto, al débil y al fuerte debía corresponder atenciones equitativas, sino iguales. Nace así la mera noción de justicia social.

Es obvio que el párrafo anterior no es más que un ejercicio de imaginación, no soy antropólogo ni arqueólogo (ni lo pretendiere), pero me vale de trampolín para el párrafo siguiente, que es éste, las líneas que estáis recorriendo ahora. Pues bien, metalingüísticas aparte, esa justicia social es aceptada por todos hoy día, al menos de boquilla. "Es justo que tengamos iguales oportunidades y que exista una igualdad ante la ley" es una frase que podríamos atribuirnos todos, aun a riesgo de parecer bienpensantes o bienquedas, pero el hecho es que teóricamente todos lo aceptamos y compartimos, en gran medida.

Pero vayamos a la práctica, descarguemos a tierra toda esta lluvia teórica. Dejemos de un lado el olimpo volcánico de la política institucional, que bastante hemos tratado ya. Quisiera guiarme por dos lugares colectivos, protosociedades si se quiere, en los que todos hemos cohabitado. Me centraré en la escuela y el trabajo, dos mundos (el escolar y el laboral) en los que analizaré la (no) presencia de democracia, en el sentido en que la entendemos y compartimos según lo ya escrito.

Es obvio que una escuela no es un lugar democrático, más bien noocrático, donde los sabios gobiernan, el poder está de la parte de quien ostenta los conocimientos. Aunque para Platón fuese la mejor forma de gobierno no es democrático. Y es que los criterios para ser considerado sabio o parte de la plebe son bastante subjetivos, llegando a ser casi arbitrarios. En segundo lugar, es un sistema basado en no considerar preparados a los que no cupan la cúspide y por tanto no escucharlos. Dar la espalda a la mayoría, se parece en este caso más a una oligarquía (cambiando criterios económicos por culturales para llegar a la cima de la pirámide) que a una democracia.

Entiendo que los alumnos son menores, que los profesores son educadores y están preparados para ello, que existen consejos de clase y algunos elementos de participación estudiantil (o ciudadana si continuamos con el símil). No pretendo criticar nuestro sistema educativo, solo dejar claro que no es democrático. Y así lo aceptamos, no pasa nada por decirlo.

Sigamos adelante, crezcamos. Ahora ya somos mayores de edad y tenemos la suerte de ser remunerados por ocupar nuestro tiempo y capacidades para un fin más o menos ajeno a nosotros. Entramos en el mundo laboral. Creo que nadie se lleva las manos a la cabeza si digo que en el mundo laboral la jerarquía piramidal es el sistema.

Aceptamos que el salario incremente en base a la ascensión en dicha pirámide o de la antigüedad, presuponemos una cierta meritocracia, una cierta igualdad de oportunidades para subir en la jerarquía. Mi experiencia me dice que ésta en casi todos los casos brilla por su ausencia, y aun existiendo, siendo su finalidad subir en la pirámide para mandar sobre el resto, se parece en más a la tiranía que a una democracia. En conclusión, en el mundo laboral tampoco practicamos la democracia, lo aceptamos con mayor reparo, luchamos con nuestras armas, pero el sistema es el que es.

Cabría preguntarse por qué pretendemos que todo un sistema social sea democrático cuando aceptamos que no lo sea en microsistemas más cercanos como la escuela o el trabajo. Y sobre todo, y no menos importante, ¿existen alternativas al menos en el mundo laboral, donde ya somos adultos todos, para cambiar esto?

Yo creo que sí, que pueden existir, y que hay casos alentadores, viajemos juntos a Argentina. Hace 15 años, el BCE y FMI provocaron una crisis muy parecida a la vivida en el resto del mundo en estos últimos años desembocando en el conocido corralito, algo que merece ser estudiada con mayor detenimiento. Os aconsejo para ello este libro de Naomi Klein.

En el contexto de aquella argentina y sobre todo como consecuencia de ello, muchos trabajadores cuyas empresas declaraban bancarrota, decidieron organizarse constituirse en cooperativas y seguir trabajando. Todos con igual salario, todos con horarios más libres; es obvio que no sin dificultades, pero todos haciendo de su lugar de trabajo algo más democrático. El Hotel Bauen de Buenos Aires es uno de entre cientos de casos de estas empresas recuperadas, como se ha llamado al fenómeno.También en la región en la que vivo: Emilia-Romagna tiene muchos ejemplos de estas cooperativas.

Como conclusión, el trabajo cooperativo aun no siendo la solución al problema de la falta de democracia en el ámbito laboral, es un paso adelante. No es la panacea y requiere de atención contínua, pero con esfuerzo es una bocanada de aire democrático (he trabajado dos años en una y os aseguro que es totalmente distinto al resto de trabajos que he conocido).

¿Y haciendo más democrático nuestro lugar de trabajo consiguiremos una democracia real? Pues quizás no directamente, pero es un primer paso. Porque parafraseando una cita atribuida a Einstein (una de tantas) la locura sería pretender resultados diferentes haciendo siempre las mismas cosas.

martes

La parábola gramatical

Dos preposiciones distintas: una propone, la otra presupone. Por y para. Para y por. Traen de cabeza a cualquier aspirante de hispanohablante, con toda razón. Y es que el español está para hablarlo, pero como toda lengua viva, también para vivirlo y conducirlo. Ni el for inglés ni el per italiano pueden competir; por y para son dos conceptos, que se parecen en forma y difieren en contenido, siendo en ocasiones incluso antónimos.

La gramática y la semiología a veces son caras distintas de un mismo dado, donde se encuentran también vocabulario, fonética y semántica. El lenguaje es artificio del hombre, entendido como humanidad, nuestro triunfo, nuestro asalto al tiempo, modulando sus vibraciones contraponiendo las nuestras. Por y para son preposiciones distintas, causa y destino de nuestros días. Y un ejemplo de como la lengua y sus reglas inciden cotidianamente en nosotros.

Por es causa y pertenencia, por es el mundo real, lo racional y razonable (que no siempre coinciden), lo tangible, es un origen o procedencia, es justificación.

Para es finalidad, es un objetivo, para es un mundo en anhelo o un potencial deseo, un destinatario, es subjetivo, no necesita especificar más, y aun cuando se refiere a algo del mundo físico, en el momento de ser pronunciado aprehende siempre algo intangible.

He aquí la conclusión. La clásica diatriba desde que el mundo es mundo. Ideas y mundo físico, imaginación y razonamiento dogmático, pasión y trabajo (aunque a veces coinciden).

Cultivad los para, que los por vienen por sí solos, como por inercia. Cultivad las ideas, la imaginación y la pasión. El mundo físico, razonamiento dogmático y trabajo (en su acepción más genérica, entiéndase como obligaciones) ya forman parte del bosque.

Haced crecer aquello que os hace feliz, siendo precisamente la felicidad la respuesta a la pregunta ¿Por qué?
Dedicad lo más valioso que tenéis, vuestro tiempo, a cosas que no puedan responder un ¿Para qué?

¿Entendéis ahora el concepto que esconde este texto? Una pasión es una pasión mientras no tenga respuesta a la pregunta ¿para qué? En el momento en que esto cambia, deja de serlo automáticamente.

Por eso me encanta escribir. Y para eso no hay más respuesta que ésta.

jueves

Lecciones democráticas desde la República (de Italia)

Los estereotipos funcionan, lo sabemos, no es nada nuevo. Funcionan, se aceptan y a veces se mantienen como profecía autocumplida; arma de doble filo si se combina con la desatención hacia los casos en las que la misma no se produzca. Por muchos de los estereotipos negativos que tenemos los españoles de la política italiana, en gran parte y por desgracia por culpa de las omnipresentes organizaciones mafiosas y al "ventennio Berlusconiano", la gente reacciona de manera jocosa cuando les digo que Italia es un país democráticamente maduro del que aprender, mucho más que España.

Los mismos italianos, a veces, no se lo creen, pero es así. Hay muchos ejemplos en los que queda patente: la gran cantidad de cooperativas sociales y grupos de compra solidarios o las ayudas económicas a los padres, son logros que me lo confirman, entre otros muchos aspectos del ámbito social. Sin embargo, hablamos de madurez democrática, por lo que me centraré en la política.

Antes, como preámbulo histórico, debo decir que desde el año 1946 el país vive en democracia. Pero su madurez democrática no es sólo una cuestión de tiempo, también de carácter. Basta ver como acabó Mussolini y como, por comparación, los españoles dejamos morir en la cama al caudillo.

¿Sabéis cuál fue la siguiente decisión hacía la democracia, allá en junio del 46? ¡Convocar un referendum a la población! Así de simple, aunque parezca una quimera a nuestra clase política. ¿Sabéis que se preguntó a los italianos? Básicamente algo que muchos reclamamos en nuestro país: ¿Monarquía o República? y como sabréis ganó la república. Por consiguiente, la monarquía, en este caso los Saboya, huyeron del país. Fue la voluntad popular la que mandó, así nacía la República Italiana.

Que sí, que nosotros también hicimos un referendum sobre la Constitución española en el 78, otro sobre la entrada en la OTAN en el 86 y un último sobre la Constitución europea en 2005. Tres en total. ¡Qué democráticos somos! ¿no? En Italia, sólo desde 1976, han tenido lugar más de 65 referendos. 

Precisamente este domingo, todos los italianos son llamados a las urnas para decidir si parar o no las extracciones petrolíferas en el Mediterráneo. El lector crítico pensará: "ya, pero a saber si los políticos cumplen con el resultado". Pues resulta si se llega al quórum (superar el 50% de votantes llamados a hacerlo) están obligados a acatar el resultado. Os daré un ejemplo, ya en 2011 los italianos dijeron en referendum No a la energía nuclear, desde entonces han sido abrogadas. ¡Vaya! Nosotros hablamos de Garoña desde nuestra maldita dualidad izquierda-derecha, en la que filtramos y encasillamos todo, hasta la idea de república nos parece algo de izquierdas, como si el resto de repúblicas europeas fueran países comunistas...

¿Queréis saber sobre qué otras cosas se ha preguntado a los italianos? Sobre la depenalización de la posesión para uso personal de drogas ligeras (1994), sobre la privatización de entes públicos como la Rai (TV pública) en 1995, sobre si se debe o no prohibir la cadena perpetua (1981) o también en 2011, sobre si se debía cobrar una tarifa por el agua o tratarla como bien común y por tanto gratuito. Es decir, contra la privatización del agua. Italia eligió no privatizarla.

Muchos de estos referendos, en España parecen ser utópicos, en un país democrático debe ser la normalidad. Por cierto, otro ejemplo, en 2001 y 2006 votaron sendas modificaciones al título V y a la parte Segunda de la Constitución Italiana. Toda comparación con la reforma exprés del articulo 135, es odiosa.

Por supuesto no digo que Italia sea el mejor país del mundo, tiene sus problemas, para mí los principales son la lacra de la mafia, el complicado entramado burocrático del Estado o el no disponer sanidad gratuita. Precisamente de éste último, de sanidad pública, por ahora y si el neoliberalismo privatizador lo permite, podemos dar lecciones a Italia y medio mundo. Pero cuando hablamos de política, de democracia, de soberanía que reside en el pueblo estamos a años luz del país transalpino, digan lo que digan los estereotipos.


lunes

Excusas y superpoderes

Paseando solo por aquel valle urbano, deambulaba entre amanecer y rocío con una sola idea en la cabeza. En realidad, era una pregunta. Algo que se autocuestionaba, seguramente, aunque proyetándola a quien encontraba por el camino "¿Cúal es tu excusa para estar por la calle a las 7:15?" Esta era la pregunta, nula la respuesta. Excusa, como si fuera algo que justificar o entrañase algo lúgubre ese tiempo y ese espacio.

Encontró personas relajadas, quizás disfrutaron del viernes noche y vuelven a casa cabizbajos y con la tez tenue pero con el corazón caliente. Otros hacían deporte, y una fina envidia recorrió su hiel. Otros parecían estar muy ocupados, tenía prisa. Aceleraban y aceleraban. A esos no los envidiaba. Era todo fachada, pensó. Vio también como recogían chatarra en un callejón, personas que no estaban acostumbradas a la tarea, obviamente, se les veía a la legua. Eran cinco, y pretendían meter una televisión arrumbiada y otros enseres consigo en un coche donde apenas caben tres.

Se acababa el trayecto, llegaba a su destino, y la duda seguía sin ser respondida. Llegó solo a donde debía, y se dio cuenta de que no era el deber lo que le había llevado allí. Pero no le importó, el silencio no era incómodo, la soledad no era asoladora. Todo justificado, aun sin más respuestas.

Fue entonces cuando decidió hacer retrospección, buscando su superpoder. Cuál era su secreto para sobrevivir en la jungla de cemento, a depiadados monos rey o a la metrópoli de su interior que contrastaba a cada momento con la villa exterior.

Pasar desapercibido, eso es. Lo tuvo que repetir una vez más, en voz alta, aun estando solo. Con una media carcajada y el escalofrío de alguien que ha tocado algo blando, algo susceptible, antes de lo que esperaba. Llegó al núcleo sin apenas rasgar la corteza. Eso es, pasar desapercibido. Una vez más se repitió, esta vez pensativo, casi susurrando.

Las horas bohemias fueron pasando y pronto no estaría solo. Nadie sabría que hizo ese viaje solo, horas más tarde. Y de saberlo, nadie le daría importancia. Es un superpoder que en muchas ocasiones maldice, pero algo positivo debe tener, o no. Bueno, prefiere no plantearlo por ahora.

Sonríe y se relaja, porque ahora entiende cuál es el remedio a la desazón, sabe que encadenar palabras le agrada. Sin presión, sin compañía, en silencio. Casi como algo místico. Sabiendo que el lugar más seguro es lo más cercano a una cárcel, pues los presos, en caso de escapar, se alejarán de la misma en el menor tiempo posible. Otra metáfora más. Un símil que le hace avanzar en el tiempo, haciendo levitar su espiritu. Ahora, sí, se siente relajado. Puede entender a aquellas personas relajadas que encontró hace apenas una hora.

Saltó hacía delante, esbozando media sonrisa de autocomplacencia. Lo había conseguido, descubrió al fin su superpoder; aunque jamás encontró una excusa para haber estado en las calles a esas horas. Ni falta que le hace.

miércoles

Catalina

La luna no puede recordar pero sigue resplandeciente. No recuerda nada más allá del sol, que le hace girar cada día, que calienta su alma y que permite que el resto de planetas y satélites que la rodean la vean siempre billante, ahí arriba, entre estrellas que parpadean pero que siguen siendo guiadas por ella, por su estela, por su luz atenuada pero eterna.

A veces recuerda, como toda luna tiene sus fases. Cuando está llena, la lucidez es completa, coincidiendo casi siempre con el estar rodeada de sus pequeños planetas. Otras mengua e incluso parece nueva; para después volver a ser creciente, orbitando hacia una nueva fase llena.

No puede recordar, la luna, ni lo bueno ni lo malo, no recuerda su influjo pero tampoco el origen de sus cráteres; los bombardeos constantes de naves nodrizas que la invaden, de parásitos marcianos que desde dentro saquean sus minerales, creando desajustes gravitatorios que afectan éste y más sistemas solares.

Sin memoria ella enseña, a satélites y planetas, con una sonrisa blanca formada por mil estrellas. Resplandece en el cielo y nos mueve a su ritmo. Ha sufrido y ha vivido, ha tenido y ha perdido. Aunque a causa del olvido, ni ella misma se lo crea, la luna aun sin recordarlo, con cada abrazo mueve viento y marea.