lunes

Llámalo como quieras

Emprende, aprende, prueba, entiende, siente...nada viene regalado, esto progresará, ilusiónate, dalo todo por el proyecto, estamos interesados en ti, buen trabajo, sinceramente me sorprenden tus ideas, tienes solamente 23 años y das mil vueltas a gente con el doble de experiencia. Más palabras vacías y promesas inconclusas.

Nos han engañado, estafado, trufado. Toda una generación está frustrada, vacía, desangelada; al igual que ilusa fue la anterior en creer en un progreso infinito, y algo ignorante por querer vivir dicha r-evolución a través de sus hijos.

Que la meritocracia no existe, aunque s
í una palabra con la que comparte raíz: meretriz. Auténticos meretrices laborales, que ven pasar a profesionales que lo dan todo, y esperan poder pagarles nada (literalmente). Prostituyendo unos ideales que seguramente se prometieron a sí mismos al convertirse en madames. Contribuyendo a echar un poco más de mierda encima de todo este circo que hemos creado entre todos.


Mi fuerza y mi espíritu patean esa desfachatez, no puede derrumbarme nada ni nadie. Me levantaré otra vez porque es mi forma de hacer las cosas, porque no hay quien me pare cuando empiezo a crecer. Soy agradecido, sé de donde vengo y aunque no sé a donde voy, si los finales de cada etapa del camino que recorro. Lo triste de todo esto no es mi desazón o el microinfarto de uno más, ni siquiera tiene la más mínima relevancia la pesadumbre con la que me expreso; lo peor viene cuando no se valora precisamente lo que este mundo más necesita: personas que amen lo que hacen. ¿Cuál es el ejemplo que dejamos a las generaciones futuras, si tiramos por la borda la oportunidad de las presentes?

Conciencia tranquila, saldremos de ésta, de una manera u otra. Otros seguirán buscando la gallina de los huevos de oro, sin darse cuenta de que precisamente han hecho eso: montar un corral y encerrarse en él, cuando su pasión de un principio era el extenso campo que rodea a dicho corral. Y así parece que será siempre.

Porque parecemos olvidar que un jefe no es un ser superior, sino que debe coordinar y ayudar a subir al resto. Basta de alardear absurdamente de un poder tan inmetarial como incongruente, menos llenar salas VIPs mientras mantienes un personal descontento. ¿En qué cojones nos estamos convirtiendo, a dónde deriva todo esto? ¿Cual es la máxima aspiración? ¿El crecimiento infinito? ¿El poseer tanto como para no poder relacionarte con el resto de los mortales? Individualismo llevado al absurdo...¡Qué razón tenía Hobbes! El hombre es un lobo para el hombre, con perdón de los lobos, por supuesto.