Tras la estela de los recortes sociales y de los deliberados tira y afloja entre aquellos que quieren la independencia catalana y aquellos que la deniegan, estableciendo notablemente el tema con el que abren los telediarios de todo un país; se encuentra el apartado de noticias referentes a la comunidad internacional. Es aquí donde, con la misma fuerza con la que se silenciaban manifestaciones pro libertad de la primavera árabe, ahora toman importancia aquellas que se toman como consecuencia de un vídeo donde aparece reflejada o caricaturizada la figura de Mahoma.
Obviando que muchas de las revueltas y atentados se daban antes de que la dichosa (por ponerle algún calificativo) película y la posterior viñeta de la revista francesa, aunque no fuesen noticia. El hecho es que está abriendo un debate, tan interesante como dado a la demagogia. Donde se habla de libertad de expresión y sus límites con el respeto, a una cultura y una religión. Antes de abordar este tema, he de hacer una matización: como sabrán, islamismo no es sinónimo de islamista. Ni la guerra santa o las extremas afrentas a los derechos humanos, son parte de esa religion; sino que es la ley islámica o sharía la que regula estos comportamientos. Con esto quiero decir, que la sharía se suele aplicar cuando la comunidad es islámica, pero no al contrario; esto es, el que la comunidad sea islámica, no quiere decir que sigan el cumplimiento de la sharía.
Volviendo al tema central, es cierto que existe una libertad de expresión y prensa, como cierto es que una obra de ficción de humor, no es mas que eso: humor, y que el humor políticamente correcto no existe, y de existir no es gracioso; porque sacando puntillas a esto y aquello, todo chiste o broma puede parecer ofensivo para alguien. Pero, con el hipotético carnet de periodista, no solo te dan el derecho a comunicar, expresar y difundir libremente, también existe la deontologia o ética profesional, análogo al juramento hipocrático de los doctores.
Y es que, los limites de la libertad individual terminan donde empiezan los de la colectiva. Así pues, el sentido común y el de la responsabilidad, debe prevalecer siempre por encima de la libertad de expresión y de prensa. El que unas viñetas o un vídeo, a sabiendas de que lo provocaran, tengan como resultado muertes y revueltas; es una irresponsabilidad flagrante. Pero una vez mas, vemos la doble moral de la voz oficial internacional. Si recordamos como políticos y responsables de todo el mundo estaban en contra de Wikileaks y negaban así su libertad de expresión, comenzando una de las cazas de brujas mas grande que hemos podido presenciar contra el soldado Manning y el mismo fundador, Assange.
Así pues, el debate es interesante. Pero sus premisas, a priori, son equivocadas. No estamos hablando de si debe o no, prevalecer la libertad de expresion y prensa, sino de la responsabilidad de cada uno de nuestros actos, como personas adultas y como profesionales, sobre todo cuando se trata de divulgación. Esto es un deber profesional, pero sobre todo, debería ser siempre un deber moral.