miércoles

Mygoma

Clínicos y asépticos. Mera estadística. A veces, incluso cínicos. Hablo de los números que no por útiles son menos fríos. Meros instrumentos estadísticos, la semplificación necesaria de lo real en elementos sintéticos y compartidos por y para la humanidad; cuyo deseo inmemorial es mantener categorizados al máximo los diversos mimbres que componen el tejido del mundo que nos circunda, natural y antrópico. 

50 es uno de esos números, incluso "al menos 5 decenas", que le quita hierro al asunto (como si eso fuera posible). Pero antes de abordarlo, doy un paso atrás. No hace falta ser padre o madre para saber la importancia di un niño. Cada niño es un universo, maravilloso y cansado; pero maravilloso una vez más. Los seres humanos podemos ser fascinantes, pero es en nuestra edad temprana cuando la exponencialidad de nuestro crecimiento fascina, se crean las hormas de nuestros futuros zapatos. Explosión de vida, belleza infinita. 

Pero lo infinito a veces se ve truncado por lo irracional. Lo irracional de un virus, una bacteria, una enfermedad o una malformación. O, seguramente, el más irracional de nuestros males: la guerra. Alguien definió una vez la guerra como un enfrentamiento entre ricos que se conocen muy bien pero donde se matan entre sí pobres desconocidos. En una guerra no muere sólo quien lucha. En una guerra muere quien vive. Y los niños, llenos de vida, dejan un hueco y zozobra en el alma que ninguna paz lejana podrá reparar. 

Ahora sí, al menos cincuenta, cincuenta niños, contados así como estadística. Como si cada uno de ellos no fuese un maravilloso universo. Una cincuentena, al menos, ha muerto en el orfanato de Mygoma desde que empezó la guerra civil en Sudan. "Víctimas colaterales" según informa Reuters. 

Muertos no por la artillería, pero sí por sus consecuencias. Muertos por infecciones que no pueden curar porque no llegan los fármacos o no queda personal mèdico. Muertos por hambre o deshidratación. Porque quien los cuidaba huyió o está luchando una guerra fraticida, o por los cortes contínuos de energía que impiden funcionar ventiladores y otros aparatos médicos. 

Los 50 (al menos) niños del orfanato de Mygoma en Khartoum, son "sólo" una cifra más que encierra dentro de sí decenas de universos truncados. Un dolor silenciado por la irracionalidad humana. Una pequeña noticia de un sexto de página de cualquier periódico, mientras la muerte de uno de los mayores mafiosos de Europa, con glosas a su dudosa figura, ocupa toda la portada.