lunes

Un paseo por una mente obligada a renovarse. Sinónimo, sin ánimo.

Debe haber pocas cosas peores que la propia consciencia de saberse inútil, inservible o incapaz para realizar una tarea que te gustaría, una especie de derrotismo anticipado por la satírica percepción de uno mismo. No obstante, sí que existe algo peor, no en cuanto a su gravedad, pero sí en cuanto a la impotencia que genera. Esta sensación de la que hablo es la de pensar, sentir y haber comprobado ser totalmente capaz de ello, pero no tener la oportunidad para cercionar esta cualidad. Dicho en otras palabras: no ser inútil, pero que no te permitan demostrar lo contrario.

Cuando las cosas no dependen de ti, ese es el tema. Entiéndase cosas en su más amplio sentido, como la realidad multiforme que esta palabra designa por antonomasia. Ante situaciones como éstas , en las que, hasta el más fuerte optimismo puede verse erosionado, compuestas de momentos en los que reciclarse nunca es suficiente, por la radicación constante de una especie de religión dogmática y exhaustiva hacia lo cuantitavo, que ha desplazado lo cualitativo a límites marginales; arrinconando su importancia a la mera anécdota, a la foto para la galería o al triste diploma presuntuoso, valedor de saberes enlatados.

Como animales sociales, que somos (más sociales que racionales en tantas ocasiones), el colectivismo puede ayudarnos, no hablo de salvación en ninguna de sus acepciones, ni de la fuerza que hace la unión u otras formulas ya superadas. Hablo de soporte sociológico. Pero nada más lejos de la realidad; el individualismo, de tener un rostro, apareceria en la portada del Times como el personaje de la década.
Dado este contexto, en el que, lo que llamamos modernidad tantas veces es sinónimo de aislamiento humano y sublimes reclamos a ser ilustres ignorantes, no es de extrañar que la sensación descrita en el primer párrafo sea poco más que creciente, y extienda sus ramas por cada uno de los componentes de los estratos sociales (en el caso de existir) cual planta trepadora.

"¿Qué tiene de malo? Es de todos sabido y en la actualidad obtiene su mayor constatación, que la ignorancia es la felicidad." Puede pensar algún lector con la osadía suficiente como para llegar al cuarto párrafo de un blog que ni su propio autor podría describir de manera loable. Debo negar esta afirmación (valga el contraste entre el verbo y sustantivo usados) con toda vehemencia: no es cierto que la ignorancia sea la felicidad. Lo cierto es que el conocimiento tampoco lo es, la inteligencia es un arma de doble filo: cuanto más viene cultivada más aumenta su percepción de los vastos conocimientos que le quedan por aprehender. Es por eso, que el que más hable, opine y argumente no es siempre el más culto (ni mucho menos), de hecho la afirmación socrática es el punto de partida de todo no ignorante. Obviamente me refiero al "solo sé que no sé nada"

Por otro lado, está el conocimiento de lo puramente antropológico. El otro día leía que alguien que haya vivido toda su vida de manera racional, no puede acabarla sino de una manera: odiando a toda la raza humana y deseando su total extinción. Debo decir que es cierto. Profundizar en los conocimientos de las comunidades humanas es reflejarse en un océano de codicias, engaños e hipocresías. Desde el país que consideren más respetable al que consideren "fundamentalista", todos y cada uno de ellos se mueven por los mismos intereses, escondidos con eufemismos o no. Ni siquiera los animales son tan gregarios y sectoriales, matan ante una amenaza a los suyos o para cubrir sus necesidades básicas, pero no dejan morir de hambre para poder hacer un brunch en un locar glamouroso de decoración étnica en el centro de la insalubre jungla humana que son las grandes ciudades. Eso es meramente humano.

Hágase un ejemplo práctico, vea cualquier documental sobre animales: sus migraciones, como alimentan a las crias, como cazan...acto seguido, abran la portada online de cualquier periodico español y analicen comportamientos y razones para los mismos; hasta el punto de interpretar cuál es la humanidad y cuál la animalada. Sólo codiciosos animales como los humanos, podrían ignorar y pagar a poderosos lobbies para desmentir lo evidente, nos estamos cargando el ecosistema, nuestro ecosistema; el planeta seguirá existiendo pero sin nosotros. No creo que la raza humana dure mas 150 años y, sinceramente, me parece incluso un alivio. Nos sentimos dueños de un mundo en el que hemos llegado últimos. En este caso sí, podemos desgraciadamente confirmar un viejo cliché como aquel de que los últimos siempre seran los primeros...

La triste fábula de la mayoría silenciosa

En ocasiones, cuando la indignación llega a sus máximos límites, puede dejar paso a la impasividad más absoluta e hiriente. Parece increíble, pero la paz social que reina, aun mayoritariamente en España, lo deja claro. Es común oír la opinión de "me extraña que esto no estalle" o "esto debe reventar por algún lado", dicho así, en tercera persona por los mismos ciudadanos que están sufriendo las consecuencias de un sistema roto. Y es que, según leía el otro día en un artículo de un conocido sociólogo, las revoluciones las hacen las clases medias, lo que antes se conocía por burguesía. Por increíble que pueda parecer, las clases más desfavorecidas rara vez se rebelan contra el status quo establecido, y no precisamente porque les beneficie. El autor tomaba el ejemplo de los países más pobres de África, sin apenas revueltas populares a pesar de su situación (caso aparte son las guerras, en su mayor parte provocadas por el mundo Occidental por intereses económicos). Desde la misma Revolución Francesa hasta la reciente Primavera Árabe, ninguna de ellas se podría concebir sin la adhesión de las clases medias.

Pero, entonces, ¿qué sucede? ¿por qué no nos implicamos más?. El individualismo galopante de nuestras sociedades sería una primera explicación, pero nada más lejos de la realidad. Realmente, todas las herramientas del sistema, entiéndase líderes de opinión, partidos, banca, medios de comunicación y publicidad, trabajan a destajo por desacreditar y banalizar cualquier intento de cambio en el sistema, para que llegue masticado y extremizado a la llamada burguesía, de la que la mayoría formamos parte.

Lo pude comprobar en primera persona, cuando formé parte del 15-M en Madrid y cómo mis familiares en Andalucía lo habían percibido como algo de jóvenes de izquierdas, cuando había y hay personas de todas las edades e ideologías, por lo que incluso hubiera sido más acertado llamarnos antisistema. Aunque, como rezaba un famoso lema del movimiento, "no somos antisistema, el sistema es antinosotros". Como consecuencia de esta desacreditación con especial énfasis de los medios de comunicación (o mejor dicho de información) y partidos políticos, se banalizó todo en el despectivo término "perroflautas".

De rabiosa (nunca mejor dicho) actualidad son las actuales descalificaciones hacia la PAH (Plataforma Afectados por la Hipoteca) cuya ILP, no nos olvidemos representa a más de un millón y medio de la población. Hace poco, el gobernante de turno comparaba los escraches (presiones a políticos para aprobar la ILP con la dación en pago, como hacen ya los legalizados, pero no legitimados, lobbies) con prácticas de la banda terrorista ETA (banalizando a su vez a la banda criminal). En estos últimos días, hemos tenido que escuchar algo tan grave como compararlo con el nazismo...precisamente de la boca de la secretaria de un partido cuyo presidente da ruedas de prensa a través de un televisor para evitar preguntas, como el Gran Hermano de Orwell en la novela "1984".

Este proceso es global, no solo atañe a España; y, por supuesto, no es sólo la clase política y los medios. El mundo publicitario, no se queda fuera de este juego (desgraciadamente para mí). En España, fue Movistar la primera en reírse de los indignados con un spot que escenificaba una asamblea en la que todos se conformaban con tener un plan de prepago conveniente. Es banalizar toda una protesta ante un sistema con un objeto de consumo más, una revisión contemporánea del "dame pan y dime tonto", comparable a los embalses de Franco o los toros o Madrid-Barça de turno para distraer la atención ciudadana.

Dos ejemplos más de ello se observan en la actualidad publicitaria italiana, ambos spots aún en emisión. El primero, utiliza imágenes del Festival de WoodStock, sin duda uno de los estandartes del movimiento Hippie para publicitar un banco, en este caso ING. A pesar del mal gusto del "creativo" de turno, simplemente por la utilización de imágenes reales de personas diametralmente opuestas a aquello que, con retoques al vídeo  parece que anuncian; en el spot, al igual que en el de telefónica, piden "no pagar comisiones" o "poder sacar en cualquier cajero". Para mí, de vergüenza ajena, dedicándome a esta profesión.

El segundo ejemplo y más reciente, es el uso de las imágenes del "I have a dream" de Martin Luther King para anunciar una compañía de telecomunicaciones, comparando el sueño de acabar con el racismo con el supuesto anhelo de navegar por internet a un menor coste. Más que indignante, triste y depresivo, me parecen estos ejemplos, de cómo al final nosotros mismos nos negamos los cambios a lo establecido.

No obstante, lo peor de todo esto no es el hecho de que existan estos abusos constantes a los intereses de la población, sino que a nadie le importen estas descalificaciones; que de verdad nos conformemos con tener nuestras cuatro cosas materiales: casa, coche, ordenador y móvil; y no nos importe la banalización de lo que podría ser un germen que llevara a un verdadero cambio. Que realmente toda esa publicidad tuviera razón y todos fuésemos corrompibles: cambiando ideales por objetos de consumo, y por tanto, deslegitimando toda petición de cambio. Al final va a parecer que Rajoy tenía razón, sin que sirva de precedente, en aquello de la mayoría silenciosa que no se manifiesta; o no en la vida real (ninguna revolución se hace twitteando desde casa). No obstante, confío en que aun puede haber esperanza, continuando con el símil bibliográfico del gran Orwell, espero que simplemente cambiemos de título pasando del "1984" a "Rebelión en la granja".

martes

El click silencioso de la inexistente masa

Sirve para designar un famoso personaje de cómic, aunque no es más que una feliz coincidencia. Desde los albores de lo que conocemos como época moderna (no modernista), aquella época que ha visto nacer y morir dictaduras, sistemas neoliberales y democracias que no lo son tanto, una preocupación siempre ha recorrido la mente de sociólogos y comunicólogos (en el caso de existir): el concepto de la masa.

Dependiendo del momento se le ha dado mayor o menor importancia, se le ha considerado activa o pasiva e incluso se ha intentado ignorar este concepto en días como hoy, no obstante, es un tema aun en boga. Su evolución ha ido de la mano de los medios de información (en ocasiones también de comunicación) o viceversa, ya que el entramado causa-efecto entre ambos elementos es, cuánto menos, difusa. 

Con el nacimiento de los periódicos, las radios e incluso los primeros canales de televisión (en su mayoría estatales y por tanto poco numerosos) se consideraba a la audencia como una amalgama pasiva, que engullía sin más todos y cada uno de los contenidos a los que se exponía. Teorías como la aguja hipodérmica o la bala única, sostienen este paradigma.

Sin embargo, con el aumento de los llamados impactos publicitarios (piensa si no, en cuanta publicidad percibes al día, incluyendo televisión, radio, vallas e internet) se comenzó a considerar, que esa masa no era tan pasiva; sino que elegía a qué atender y a qué no, lo que se denomina atención selectiva en psicología. Un ejemplo de ello es la teoría de usos y gratificaciones. 

En línea con todo lo anterior y buscando un término medio entre masa pasiva y audiencia activa, aparecieron los tan de actualidad, gracias a las redes sociales y blogs, líderes de opinión. Personas destacadas por tener la potestad de procesar e interpretar la información que a su vez pasaban al resto de los mortales, una vez más, un concepto de masa poco activa. En este modelo se basa gran parte de la publicidad de Internet. 

Y es aquí donde quiero hacer el punto: en la publicidad en Internet. En particular la que nos aparece en Facebook, que supone una nueva forma de entenderla, según creo muy inteligente. Seguramente os parezca algo extraño visto que os aseguro que ni yo, ni vosotros y casi nadie que conozcáis hace click en esos enlaces (sin contar los clicks por error); por lo que puedo entender cierto escepticismo respecto a este formato publicitario. Sobre todo, en contraposición a Google y su sistemas AdWords o SEM.

No obstante, en mi opinión y según he podido constatar en un estudio reciente que he leído en la revista italiana Internazionale, este tipo de publicidad es más que efectiva sin necesidad de tener clicks. Y es aquí donde quiero daros mi visión sobre la masa. Según creo, la masa existe, sí, pero está compuesta de personas y no podemos considerarla siempre dentro a un mismo grupo sino que a medida que pasa el tiempo, el cambio de sus variables demográficas y psicográficas, lo hacen migrar de un grupo social al otro; por lo que es definitivamente más complicado que la burda generalización. Al igual que acepto que existan líderes de opinión, pero no que estos puedan modular a su audencia, si acaso a algunas minorías de la misma.

Volviendo al tema de la publicidad en Facebook; es cierto que la mayor pesquisa para aceptar su efectividad es el hecho de recibir pocos clicks y, por tanto, poca atención. Pero no sólo existe la reconocida atención selectiva, ya que, basándome en varios estudios psicológicos, cuando un determinado mensaje (publicitario o no) tiene toda nuestra atención (alta implicación) absorbemos la mayor parte de lo que nos dice inmediatamente. Lo sorprendente, es que cuando la implicación es baja, también los absorbemos. 
Es el principio en el que se basan radio y televisión, si conduces mientras oyes la radio, no te encuentras especialmente implicado (y especialmente si sabes que es publicidad) pero sin darte cuenta estás recibiendo el mensaje; lo mismo sucede si ves la televisión mientras cenas y hablas con alguien mientras la publicidad se emite sin mirarla. 

Por esta misma razón la publicidad en Facebook no obtiene casi ningún click (ni falta que le hace) pero dada su estudiada posición, es observada por el público objetivo (que gracias a tener todos nuestros datos es más segmentado que nunca) aunque sea sólo durante 10 nanosegundos y ni siquiera le hayas prestado atención. La publicidad en la red para muchos es sólo Google y aún camina en pañales, no obstante con la evolución del concepto de "masa", es una herramienta cargada de futuro, sobretodo, si atendemos a su enorme efectividad presente. 

viernes

Análisis SWOT de la situación actual

Nunca me ha gustado seguir modas, ni seguir a aquellos que se autoproclaman adalid de lo diferente, porque no son más que una controtendencia convertida en moda potencial que crecerá exponencialmente, miren el caso de Beppe Grillo aquí en Italia para ilustrar el ejemplo anterior. No obstante, en parte por la tendencia y sobre todo, por mi situación actual personal, no puedo dejar pasar la ocasión de hacer un análisis de la actual crisis, pero desde un punto de vista diferente, sin ninguna pretensión de sentar cátedra ni ser dogmático.

Marketing. Palabra que puede denominar un sinfín de cosas y que, sin embargo, se suele asociar a cosas que no lo son (como las Relaciones Públicas), otorgándole matices más o menos negativos. Una de las herramientas asociadas a una estrategia de marketing y que destaca por su uso es el análisis SWOT (en español DAFO), que es la evolución natural y adaptada al concepto del mercado capitalista de una lista de pros y contras. En el se estudian Debilidades (internas o del producto), Amenazas (externas o del mercado, competencia...), Fortalezas (Internas) y Oportunidades (Externas).

Esta crisis económico-social y ético-motivacional en la que vivimos puede ser bien analizada bajo estos parámetros, dependiendo del actor social. Para los jóvenes, como debilidad esta el actual contexto de precariedad y ausencia de seguridad laboral, la amenaza de nunca llegar a cotizar lo suficiente como para poder tener una jubilación feliz y de ser una generación pérdidas entre la anterior y las siguientes. Sin embargo, como fortaleza estamos luchando contra el aberrante individualismo actual que nuevas tecnologías y una cultura globalizada de amor a las cosas y uso de las personas (en lugar de ser al contrario) está imponiendo paulatinamente. Así, nos organizamos para protestar y ayudar como en el caso de los desahucios, formamos más cooperativas de trabajo que en el pasado e iniciativas tan saludables como los Bancos de Tiempo llegan a su zénit. Estas fortalezas son una oportunidad para poder conseguir un empleo futuro, un empresario que no sea sólo jefe, sino también líder, sabrá reconocer la valía de esta fortaleza anterior descrita e invertirá en las personas que la representan.

No obstante, está la otra cara de la moneda y los infinitos grados que rondan al inalcanzable término medio. No todos los empresarios son líderes, de hecho, una gran parte de ellos son de naturaleza cortoplacista, aunque luego se quejen del "poco compromiso" de los trabajadores jóvenes. En primer lugar, para llamarlos trabajadores hay que tratarlos como tal. Creedme que si una empresa va mal por el contexto y se dedica a aprobar stages (obviamente no remunerados) a jóvenes titulados, difícilmente saldrá adelante; si no me das una prospectiva como puede interesarme lo más mínimo tu éxito y tus beneficios. Es una nueva manera de esclavizar totalmente legal e influye como amenaza al joven anterior referido en el párrafo anterior.

Es cierto que describir el problema es fácil, lo difícil es proponer alguna solución. Es obvio que no podemos cambiar a las personas ni esperar que un bonito discurso pueda sobre el afán de lucrarse; seríamos descritos de utópicos y demágogos para arriba. Lo que se puede reforzar, siguiendo en la línea del marketing son los elementos del marketing mix. El producto, en este caso tu mismo, tu formación, ganas de aprender, pasión por lo que te ocupa, dinamismo y aprendizaje contínuo. La distribución es el segundo elemento. Está claro que si buscas ser pescador de atunes Madrid no es tu sitio, no es sólo importante saber presentarse y en qué modo; el tempismo y en este caso el lugar son primordiales. Podemos meter en este saco los ingenieros que deciden en base a sus objetivos, emigrar hacia Alemania. En tercer lugar, el precio; lamentablemente no depende de nosotros, ya no existe aquello de promocionarnos a menor precio que otro candidato, las empresas han roto las reglas creando legiones de precarios dispuestos a todo por hacer un poco de currículum... El último elemento es la comunicación, mejorar el propio currículum y carta de presentación, inventar modos creativos de llegar donde pocos llegan, esto depende de cada uno pero es bastante clave para llegar a tus objetivos.

Existen millones de casos de empresas y marcas que han aumentado notoriedad y ventas (sus objetivos) gracias a una excelente comunicación. También se puede aplicar a alguien que busca empleo. También hay algún ejemplo aislado de empresas que sin hacer comunicación y reforzando los otros elementos del marketing mix (distribución, precio y producto) han llegado a buen puerto; pero sin duda, no es la norma, enhorabuena si estás dentro de este grupo. Ilustra este tipo marginal de empresas el grupo Inditex o Mercadona.

En definitiva, no es más que una simplificación de la realidad codificada en términos de algo tan usado como el marketing. No obstante, presentar unos excelentes "producto", "distribución" y "comunicación" no asegurarán tu éxito; pero el no hacerlo, si te llevará inequívocamente al fracaso. Solo en el diccionario éxito se encuentra antes de trabajo...