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Cronología del devenir de nuestra historia futura

Nos atacan, nos defienden y esperamos a que suceda quién sabe qué. Siento que pertenezco a una generación que, con suerte, no vivirá los horrores de una guerra en sus carnes, pero que sufrirá una situación de posguerra psicológica continuada. 

No nos atacan y nos defendemos como podemos. Esperamos un salvador externo, algunos, un click que nos devuelva a la vida de 2019; los otros. Miramos nerviosamente el teléfono, noticias y evasión. Hasta que gana la evasión y mandamos hacia adelante lo que hemos o queremos realmente hacer. Hasta más ver, hasta lo que espere cada uno, salvador o click, en un eterno purgatorio. 

Respiramos preocupados, vivimos en tensión y odiamos por entretenimiento. Tememos el confinamiento de nuevo, pero, llamadme loco, observo como en lo más profundo de muchos, de algún modo, lo esperan (e incluso desean). Adictos a que sea obligatorio lo excepcional y que lo que debería ser excepcional sea cotidiano

Entre tanto, TODOS, y perdón por las mayúsculas, buscan medidas al corto plazo. Todos piensan en la economía cortoplacista, en llevar el plato de comida hoy. CASI NADIE (mis disculpas) gasta un minuto de su tiempo en pensar en el futuro, incluso inmediato. La dispersión y fracaso escolar no pueden que aumentar en este contexto. ¿Alguien ha pensado en la infancia nefasta que tendrán las próximas generaciones con el prolungarse de este status quo? ¿Qué clase de adultos saldrán? ¿Qué potencialidad, enriquecimiento mutuo y poder de jugar primero e imaginar después les estamos negando?

Siento que estamos en una burbuja a la que buscamos la linde, creyendo que en septiembre todo cambia o quizás con la llegada de 2021 todo será solo un mal recuerdo. Puede que sea un refugio psicológico, pero ese pensamiento carece mucho de un futuro no ya mejor, sino, al menos parecido, a lo vivido por nosotros en el pasado. 

No sé la solución, porque no la hay. Sé que la estrategia para llegar a algo parecido debe pasar por el futuro y no sólo por reaccionar a expensas de lo que pase mañana. Partiendo de ahí las tácticas son más claras: intentar escapar de la burbuja de atemporalidad y que la educación y la escuela sean prioritarios. No puedo entender que el turismo y el ocio nocturno, ambos importantes en el corto plazo en la mentalidad anterior a 2020, prevalgan sobre lo que realmente vale y valdrá para nuestro futuro como sociedad, en primera instancia; como especie, en última. 

Por si fuera poco, en pleno 2020 no nos nutrimos con energías renovables y continuamos a romper el subsuelo de parajes naturales en busca de energías que no pueden hacer otra cosa que empeorar la situación.

Nos atacamos, no nos defendemos y esperamos estar entretenidos al máximo cuando el apocalipsis finalmente llegue hasta nosotros.