No me dedicaré a contar los lunares de la tierra quemada dejada atrás, tampoco pasaré mis días impregnados en memorias de alquitrán. No fui nunca pirómano de recuerdos ni artificiero de futura realidad, nunca busqué un aplauso en la metrópolis ni una placa en el valle del homenaje. Cada letra es un viaje, con más que paradas: paraje.
Quise ir de vacaciones a Urano sin considerar Saturno y Neptuno, me equivoqué, no en vano. Por tener consecuentemente los pies sobre este mundo; para caminar sin más sandalia que la callosidad de la experiencia. Pues con el tizne bien reciente y las tintas recargadas, pergaminos de translúcida mirada me encuentro una vez en cada intento de estocada. Con estoico esfuerzo, la tinta desparramada.
Quiero componer y compongo la obra más perfecta. La intención es lo que cuenta excepto en amor, alquimia o ciencia. Pues de lo primero se trata hacia realidades diversas, combinadas en amor de padre y el amor a la acuarela que con pintura mental se expresa y mundos velados al lector refleja.
Hoy como tiempo metafísico no empieza nada, nada que no haya empezado. No se desvela la trama, no se acrecentan los rasgos, no se describen penurias de la sílaba perdida en el éter de una crisis creativa, no hacen falta siete días ni un domingo de trabajo. Nada de brujería, pero sí un mágico encanto. Un encuentro con la rima que se desnuda a cada paso.
Empezó un verano extraño con un regusto esotérico que deja el paladar estimulado, para continuar en la excepción que a la norma fecunda, ahora no hay quien lo pare, ni la pereza más absurda. La abstracción obligada tras la mirada de los mil metros, no es más que otra manera más de hacer del despertar un verbo que su etimología merezca. Bienvenidos a la prefacción, a la anatomía del discurso, a la canalización en la tinta en mis mundos mudos, bienvenidos al suburbio de la burda realidad cambiante, a los sonetos inconformes. Obligado a no obligarme que en plena época de obligatoria excitación, sea ésta quien sucumbe.
Larga vida a la escritura, a los relatos y rimas. A mi mundo entre comillas, el epílogo no lo conozco ni seré yo quien lo escriba. Que la inspiración venza al belicismo de batallas perdidas. Una letra en cada sitio en que la musa de turno decida. Es así, párrafo a párrafo, que mi mundo interior gira.